Ya lo decía hace unos días el concejal de Cultura y Turismo de Salamanca, Julio López Revuelta, cuando presentaba el XVII Encuentro de Poetas Iberoamericanos, que se celebrará en la capital salmantina la próxima semana en torno a la figura del escritor cubano-español Gastón Baquero. Aseguraba el edil que otoño es la estación de las letras en Salamanca, dado que en ella se concentran numerosos acontecimientos que tienen que ver con la literatura, cuyo espacio fue objeto de reivindicación por parte de López Revuelta.
Cierto es que en el trimestre que cierra el año se suelen concentrar citas importantes, pero, quizá, este fin de ejercicio sea especial. La casualidad o la coincidencia, ¡qué más da!, ha hecho que se solapen en el tiempo el inicio del rodaje del largometraje "Unamuno en Fuerteventura", cuya trama mostrará la estancia del escritor vasco en la capital salmantina en la que falleció en 1936, y el arranque de la ruta turística "Teresa tiene las llaves".
Dos actividades no literarias precisamente, pero muy vinculadas a las letras que salieron de dos grandes: el pensador y la mística separados en el tiempo por cuatro siglos.
Es de agradecer que el 75 aniversario de la muerte de uno y el V centenario del nacimiento de la Santa hayan devuelto a ambos talentos un protagonismo que nunca debieron perder, a pesar de que ahora son muchos los que se apuntan al carro de fieles seguidores. Digan lo que digan, tanto el filósofo como la doctora de la Iglesia despertaron casi siempre, y cuanto menos, la indiferencia aunque ahora se torne lo contrario.
Sea como fuere, lo realmente relevante es que los valores que uno y otro defendían recuperen el lugar que nunca debieron perder porque de lo contrario la tormenta que nos asola tardará en escampar en un país, el nuestro, en el que casi todo huele a chamusquina.