OPINIóN
Actualizado 10/10/2014
Manuel Rodríguez Fraile

Pues no, yo no creo que sean las guerras, ni las armas, ni las drogas, ni siquiera los políticos o la economía lo que controla el mundo. Son las ideas. Las ideas son las que originan guerras, las que disparan armas, las que trafican con drogas, las que mueven a los políticos y dirigen la economía.

Son las ideas las que hacen triunfar o fracasar las revoluciones, las que crean las religiones, las que esclavizan a los seres humanos, pero también son las responsables de su liberación. Son las ideas las que levantan y construyen sociedades. Ideas como que es la tierra la que se mueve y no el sol, como que el origen de todo el universo conocido se origina en una gran explosión, cambian los principios de la ciencia. Ideas como la de que todos los hombres somos iguales sin distinción de etnias, credos o ideologías, edifican sociedades desarrolladas, porque las ideas tiene el poder de mover las voluntades de los seres humanos y sumarlas unas a otras de forma que el resultado sea mucho más que las partes, y la voluntad es lo que puede cambiar el mundo.

Platón decía que las ideas (en griego "yo vi") forman parte de la realidad inteligible, la primera forma de la realidad, y son inmateriales, eternas, indestructibles.

Ellas son las que dominan la realidad sensible, son la esencia de esta y están asociadas al razonamiento, la reflexión, la creatividad, todas esas capacidades que hacen a los seres humanos únicos entre todos lo existente.

Si la voluntad, la suma de voluntades, es el medio para cambiar el mundo, las ideas son el alimento de la voluntad, por tanto para lograr los cambios necesarios en nuestra sociedades, lo primero es crear nuevas formas de hacer las cosas, imaginar nuevas visiones del mundo, de las relaciones humanas, para todo ello necesitamos ideas, nuevas ideas, buenas ideas.

Las buenas ideas la hecho avanzar las ciencias, todas, las ciencias y también las sociedades. No erradicaremos el terrorismo, sea de la clase que sea, con estrategias militares y armas sofisticadas. No pondremos fin al tráfico de armas o a la emigración forzosa o la explotación de seres humanos sólo con medios policiales. Los cambios precisos para lograr la justicia social, el equitativo reparto de la riqueza, el respeto de los derechos humanos, precia de otros ingredientes. Ingredientes que están íntimamente relacionados con nuevas ideas. Nuevas ideas que posibiliten una nueva concepción de las relaciones sociales, capaces de suma voluntades hacia el interés común y universal de la paz.

De esas nuevas ideas depende nuestro futuro. ¿Buenas o malas? Ya se verá. Porque el mayor riesgo que corremos es precisamente la sequía de ellas que tenemos, el conservadurismo en el que estamos anclados, caldo de cultivo de radicalismos y de muchos más "ismos". Como dijo Víctor Hugo: No son las locomotoras, sino las ideas, las que llevan y arrastras al mundo. Pues eso, todos a estrujarse la cabeza.

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