Hasta el 5 de octubre se puede hacer en La Salina una incursión en las devociones populares e identidades salmantinas, dejándose envolver uno por su "míxtica" heterodoxa y popular, que transcurre por los siglos de los siglos y deambula por la estrecha senda que deja a un lado la creencia religiosa y al otro la superstición, sin que crezca cizaña en ninguna cuneta sino el fruto de lo que es tan ecléctico como auténtico, con su sabor rico en matices. "Mixticismos" para dedicarle un tiempo sosegado, y quizá repetir, en la soledad que hace posible un diálogo con el yo más íntimo y abierto a lo trascendente, o en la compañía de quienes al ver las piezas expuestas dan continuidad a lo mostrado con su testimonio personal. "Mixticismos" de la mano de Paco Blanco, como quien enseña un tesoro amado con el deseo firme de compartirlo, que eso hizo el jueves con un grupo de cofrades salmantinos.
La "mística popular", término empleado por el Papa Francisco en su exhortación apostólica Evangelii Gaudium, en la que valora muy positivamente las expresiones diversas de la piedad popular y acentúa su potencial evangelizador, tiene necesariamente algo de "míxtica", de "experiencia de lo divino? con x". ¿De qué materia está hecho el espíritu? ¿Qué formas adquiere el pensamiento? ¿Cuáles son los contornos tangibles de las creencias? Son preguntas planteadas por Blanco al comenzar su estudio en la interesante publicación editada.
El reducido espacio de La Salina se ha ensanchado para hacer un ensayo de respuesta que requiere viajar hasta peñas como la de Francia, cuetos como el de la Virgen o valles como el de Jimena, buscando en el mapa de la provincia las coordenadas de la divinidad. Es precisa, igualmente, la travesía del tiempo, de año y vez, de Pascuas a Ramos, de siembra a cosecha, de la cuna al sepulcro, desde el cojín donde el recién nacido recibe la bendición del Santísimo el día del Corpus hasta la esquila que implora plegarias por las ánimas que purgan en la antesala del Cielo.