Eugenio Trías escribió sobre la "filosofía de los límites", una propuesta activa y creadora, una "síntesis capaz de trazar en forma de idea filosófica, el boceto vivo de lo que existe". Según Trías, a lo largo de las últimas décadas, el límite deja de ser muro para ofrecerse como puerta? Y con menos filosofía, los señores de la FIFA se inventaron un muro espumoso que favoreciera la autoridad del árbitro ante la desobediencia habitual de las barreras defensivas de los equipos de fútbol. Funcionó en el "Mundial Brasil 2014" y, la distancia de 9,15 metros que fija el Reglamento entre el balón y la barrera defensiva, se ha resuelto con la magia modernista de un "spray" de espuma blanca?La Liga española acaba de implantarlo para el ejercicio 2014/2015. Y el "spray" fijador de límites está resultando una puerta abierta a un problema ancestral y complejo?
La distancia mental que antes se violentaba con facilidad ahora se delimitará con un aerosol evanescente, aquellos límites imaginarios desde el balón hasta la barrera ahora "se verán" y ya no se "intuirán"? El árbitro Velasco Carballo que participó en el arbitraje de los Mundiales pasados asegura que "Con el "spray" se hace todo más sencillo? Se han respetado las distancias y sobre todo creo que ayuda al árbitro a minimizar la gestión de la barrera". Lo que hasta ahora parecía una utopía se ha convertido en realidad con un artilugio que ya forma parte del mobiliario del fútbol y se incorporó a sus Reglas casi inamovibles y que incorporan muy pocos cambios habitualmente...
Sin embargo, sigue habiendo muchas caídas de jugadores con acciones teatrales y sus correspondientes paradas del juego, siempre indeseables. Yo propondría pintar la silueta de todos los jugadores caídos para su vergüenza, incluso penalizaría reglamentariamente a aquel equipo que tuviera más "grafitis" pintados en el suelo? También podría "fumigarse" el propio árbitro cuando se equivoca, una buena rociada le recordaría sus meteduras de pata, las de sus colaboradores incluido su "cuarto árbitro" que actúa de "mosca cojonera" con profusión?Valdría también para los hinchas agresivos, para los jugadores leñeros, para los que saltan con los codos, para los que reclaman tarjetas para sus contrincantes?En todo caso, el producto del "spray" siempre deberá ser inocuo sin caer en otras tentaciones más dañinas. Y, como mucho, el árbitro podría caer en la tentación "grafitera" de pasarse en el número de pintadas? Pero si ampliásemos las aplicaciones del "spray", acabaríamos entretenidos, excesivamente, como ahora ocurre con las tarjetas amarillas que todo el mundo las reclama y lo que menos les ocupa es el juego del fútbol, propiamente. Todo un contrasentido?