OPINIóN
Actualizado 15/09/2014
Sagrario Rollán

A veces los viajes que nos llevan lejos nos devuelven a las cosas de cerca  mirando de otra manera lo de siempre:  el trabajo, la escuela, el vecindario, la casa. El viaje es una ocasión perfecta para desacostumbrarnos y revisar nuestros prejuicios, o esas rutinas  que desgastan nuestra energía y borran las ilusiones.

Este verano he conocido  de primera mano un proyecto joven, original, emprendedor, que nació en  Dinamarca  a principios de los 90, y luego se ha extendido por varios países nórdicos, se denomina Kaospilothttp://www.kaospilot.dk/student-projects/ .

Los pilotos del caos, el nombre ya es sugerente. Me interesa su filosofía emprendedora y su pedagogía creativa. En el origen de este proyecto  se piensa tanto en el sujeto de la acción educadora: capacidades, motivaciones, condiciones;  como en el objeto: entorno, situación o contexto en el que se inserta la acción.

Los kaospilots trabajan desde una triple perspectiva -people, profit, planet- , o sea,  las personas, el beneficio, y la tierra. Por otra parte en su filosofía de la educación no hay separación entre el pensar y el sentir, muy al contrario,  los aprendizajes se  estructuran también en una triple dimensión: manos, corazón, cabeza. La compasión, la honestidad, la responsabilidad y el cuidado son algunos de los valores destacados de su pedagogía para un mundo en cambio y en crisis.

Desde luego,  siendo una iniciativa emprendedora, que ha desembocado en una Escuela superior de formación empresarial,  tiene mucho de educadora, consideren,  si no,  uno de sus principios: nuestros programas no están diseñados solamente para que nuestros estudiantes se adapten al futuro, sino para que ellos sean creadores de futuro.

Esta  filosofía base se encuentra desde hace tiempo en  proyectos pedagógicos de grandes carismáticos  de la educación como Montessori, Steiner, Makarenko, Dewey, Freire,  etc., quienes ya vieron desde comienzos del siglo pasado  que no se trata de amaestrar niños, ni de pastorear aulas y patios,  como quien vigila una granja o un parque temático, sino de promover enfoques y perspectivas diferentes que hagan de los propios jóvenes sujetos activos en su educación, seres capaces de gestionar el conflicto, la confusión,  el pensamiento divergente, las capacidades personales,  y  conjugarlos en la comunidad humana.

Esta  filosofía base se encuentra desde hace tiempo en  proyectos pedagógicos de grandes carismáticos  de la educación como Montessori, Steiner, Makarenko, Dewey, Freire,  etc., quienes ya vieron desde comienzos del siglo pasado  que no se trata de amaestrar niños, ni de pastorear aulas y patios,  como quien vigila una granja o un parque temático, sino de promover enfoques y perspectivas diferentes que hagan de los propios jóvenes sujetos activos en su educación, seres capaces de gestionar el conflicto, la confusión,  el pensamiento divergente, las capacidades personales,  y  conjugarlos en la comunidad humana.

A principios de 2010, Kaospilot de Holanda se transformó en Knowmad, nombre no menos sugestivo que el anterior, jugando con las expresiones Knowledge y nomads, es decir , nómadas del conocimiento. En una sociedad cambiante,  intercultural, mestiza y abierta al futuro , un Knowmad se concibe como una persona valiente, responsable, creativa e imaginativa, capaz de liderar o participar en proyectos que exigen una apuesta por el futuro y una fe en el trabajo y en la educación, que con frecuencia perdemos de vista los mismos agentes educativos. El piloto del caos y el nómada del conocimiento delimitan su acción desde un claro propósito de autonomía y aprendizaje permanente , desde la escucha de las situaciones más inverosímiles y la atención a las necesidades de la tierra, y  así serán capaces de trabajar con cualquiera,  en cualquier momento y lugar, aun en condiciones adversas. Su lema we educate changemakers, educando hacedores de cambio, lo resume muy bien.

¿Acaso no hemos caído todavía en la cuenta de que un curso y otro, una ley de educación y su contrincante, es más de lo mismo? El alumno siempre pierde. Se trata de otra cosa, de cambiar efectivamente las mentalidades y dinamizar la educación desde el corazón y la sangre, pues no se pueden verter vinos nuevos en odres viejos.

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