LAS VILLAS
Actualizado 14/09/2014

Es un tema que se suele plantear muy a menudo y sobre todo en los inicios de cada curso

 

En las escuelas e institutos la religión se ha convertido en un disciplina, hoy muy devaluada, en la que hay unos contenidos que, se supone,  derivan o deberían derivar  a una catequesis académica, porque los profesores están nombrados por sus respectivas diócesis  siguiendo unos criterios de aptitud y actitud religiosa y profética, es decir que  aprovechando unos recursos en  instalaciones y retribuciones públicas, la iglesia, debería enfocar y dirigir toda su actividad  académica en anunciar la buena nueva, el evangelio, en formar buenos cristianos. Porque no estamos hablando de una asignatura cuya título podría ser historia de las religiones, no, estamos hablando de una asignatura específica que lleva por nombre religión católica, cuya doctrina está fijada y dictada por la iglesia jerárquica, cuyos dogmas y artículos de fe son salvaguardados por el Santo Oficio o Depósito de la fe, ubicados en el Vaticano del Papa Francisco. Es decir que el temario ha de ser respetuoso y fiel a la iglesia apostólica y romana.

Cuando pienso en las cómodas y placenteras  aulas donde  se imparte la religión, no puedo menos de activar mis pequeños conocimientos que tengo de los primeros siglos de la religión cristiana, cuando la vida misma era una constante catequesis. En algún tiempo eran las catacumbas sus lugares de encuentros, donde compartían todo, bondades y sabidurías, inquietudes y alegrías, y el pan , y compartían la misión profética: la denuncia al poder injusto y a la esclavitud y a la falta de libertad para anunciar la doctrina de Jesús y vivían la fe, una fe llena de incomodidades e incomprensiones. Eran comunidades que no recibían ayudas de presupuestos oficiales, todo lo contrario: eran perseguidos y con frecuencia martirizados.

Nada que ver con las catequesis académicas, pagadas por el erario público. Hay algo que no entiendo, por una parte la religión es vida, es fe, es manifestación de generosidad y caridad, y  sobre todo un compromiso, y por la otra se presenta una doctrina ante unos alumnos, bautizados que se supone viven la fe cristiana y son cercanos a sus parroquias respectivas en la que deberían recibir esa misma doctrina de forma viva. ¿por qué la iglesia no sustituye esas frias e "interesadas" clases de religión de un instituto por reuniones de formación cristiana de la que podría emanar una comunidad comprometida con el evangelio?

No hace falta decir  que yo no estoy de acuerdo en las clases de religión y lo siento por los profesores, muchos de ellos curas que reciben una buena nómina del estado. La misión de los curas, y es mi opinión, no es la de sentarse frente a unos alumnos a explicarles la vida y milagro de Jesús, sino la de fomentar, potenciar en sus propios locales, que tiene muchos, vivencias, experiencias de fe, es decir: anunciar el evangelio y arrancar compromisos. Y esto difícilmente se logra en un aula.

José González Sánchez

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