OPINIóN
Actualizado 13/09/2014
César Gómez-Barthe Celada

Tal y como hemos visto en las noticias de estos días, las alarmas se han encendido entre los ingleses, ya que el SÍ en favor de la independencia escocesa, ha aventajado por primera vez en las encuestas a los que la rechazan. Los motivos que explican el porqué de una Escocia independiente son numerosos y aluden a diversos hechos significativos.

Desde la vertiente antropológica, escoceses e ingleses ya se diferenciaban en cuanto al origen, los descendientes de William Wallace provienen de los celtas al contrario que los anglos y sajones que son las raíces de los segundos. La romanización también es un hecho diferencial; Escocia gracias a sus aguerridos pictos nunca fue conquistada, el muro de Adriano es prueba de ello. En cambio, Julio César no tuvo grandes dificultades en conquistar el resto de Britania.

La historia de Escocia es fecunda y ocupa un lugar relevante en la historia de la configuración de Europa. No debemos olvidar que fue un reino independiente durante siglos y que tuvo peso internacional. A tal punto, es en las Highlands dónde emerge la dinastía de los Estuardo en el siglo XIV, cuyos leales jacobitas, defensores del legítimo Jacobo VII de Escocia, pervivieron hasta entrado el siglo XIX. Otro punto relevante han sido las continuas guerras entre escoceses e ingleses (ejemplos cinematográficos como las excelentes Braveheart o Rob Roy son muestras de ello).

Es en el siglo XVIII cuando ambos reinos se unen y forman Gran Bretaña; así, hasta el año 1707, en que se firma el Acta de Unión, no existe una historia oficialmente común entre ambas naciones. Por lo tanto, son  300 años los de existencia de este estado de la Gran Bretaña.

Este análisis alude a las circunstancias históricas, pero veamos cuáles son los motivos actuales que se añaden para desear la independencia. En primer lugar la cuestión económica, a Escocia le pertenecen yacimientos petrolíferos situados en el Mar del Norte que hasta el momento han dado a las arcas del tesoro londinense una cantidad estimada de 295.800 millones de ?uros y aún queda gran cantidad de años de explotación de esta mina de oro. En cambio, de esta ostentosa cantidad multimillonaria sólo una pequeña parte retorna al pueblo escocés.

Las razones sociales, como que los escoceses no paguen aranceles educativos o tengan menores cargas en materia de salud, también son objeto de controversia. Además, que los submarinos nucleares británicos estén estacionados en la antigua Caledonia, supone un peligroso riesgo al que la población no quiere continuar viéndose expuesta.

Por otra parte, la genuina trayectoria de Escocia ha otorgado a sus clanes de un gran orgullo patrio escocés y muchos de sus habitantes exclusivamente se ven representados por las banderas de la Cruz de San Andrés y el León Rampante del Estandarte Real de Escocia, o los himnos Flower of Scotland y el Scotland the Brave.

Finalmente, el partido político que defiende una Escocia libre es contrario a la sempiterna oposición que realizan los británicos en el seno de la Unión Europea y aspira a la independencia para convertirse en un "socio constructivo para Europa".

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