OPINIóN
Actualizado 10/09/2014
Rafael Bellota Basulí

Uno escoge la estrategia del inmovilismo, de esconder la cabeza y de esperar que el tiempo arregle las cosas. Otro aboga por la estrategia del empecinamiento, de la terquedad mular, de las orejeras. Entre estos dos hay un tercero, más listo, que entre uno y otro va ganando terreno, dejando a los otros dos, el avestruz y la mula, sigan por su camino, mientras él, a paso lento pero firme, como un elefante, va aplastando lo que encuentra a su paso y reivindica sus ideas, con o sin fundamento, pero seguido por el resto de la manada. Mañana tienen su fiesta, la gran fiesta, en la que bailarán, adorarán a becerro de oro, al elefante, y abuchearán al avestruz y a la mula. Los bailes, comidas y ritos ancestrales se alternarán con los cánticos financieros, fiscales, en una loa a la estafa, al, solos, seremos los reyes de la selva, algo mitigada por los ecos de algún otro elefante que fue al cementerio habiendo vendido sus colmillos a los mercaderes del marfil. Algunos acudirán a la sensatez, al trabajo en equipo, a la cooperación y a una selva, dura y cruel, pero extensa; pero todos ellos,  se disputarán, entre manos entrelazadas y flautas tribales un pedazo de tierra que, sola, no vale nada. Lo estrategas estarán, uno escondido, otro en cabeza el desfile y un tercero con paso firme, sonriendo, y pensando, todos ellos, que su modo de hacer es el mejor, mirando de soslayo al opositor. Uno dará la mano al otro, el otro al uno, y pondrán una corona de flores al gran mago, escamoteando una conversación interesada y de tapadillo al resto de la manada. Ellos, los estrategas, deciden y hacen bailar al resto diciéndoles que su camino es el mejor, que ellos son los más dotados y que ellos saben dónde y mejor dirigirle. Ellos buscarán refugio para su senda moribunda sin apiadarse del resto de paquidermos, nostálgicos de una selva circunscrita a un ecosistema raquítico y endogámico. Entre todos irán cavando la tumba en el que el resto de la manada irán yendo a morir, intentando los tres, avestruz, mula y elefante, recoger antes de su declive una buena cosecha de aclamaciones para su ego, y sobre todo una buena cosecha de especies para sus arcas. Esto es así desde el principio de los tiempos. Feliz Diada.

 

 

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