OPINIóN
Actualizado 10/09/2014
Juanjo Mena

recordar es volver a revivir, aquellos momentos que nunca volveran.

Verán; cuando quien esto escribe estaba en edad infantil  -(¡?"Dios hace tanto!.."). Entre otras cosas lo mejor era, que me llevaban al desenjaule. Plaza llena, los saludos, los pronósticos, el vocerío ocurría dentro y fuera de la Glorieta, todo era un cumulo entre el nerviosismo, las sensaciones agradables, y las ofertas de los vendedores ¡"Gaseosas"! ¡"Cacahuetes"! ¡"Caramelos"! ¡"Almendras garrapiñadas"! etcétera. Luego la tensión de ver salir los toros, en veloz carrera, arremetiendo contra cabestros y barreras, era todo un frenesí, tan agitador y emocionante, Y hoy, un año más presente en la plaza,   permítanme que haya tenido de nuevo la necesidad de volver a recordar aquellas primeras aventuras taurinas...

El desenjaule o desencajonamiento de parte de las reses que se van a lidiar en la Feria, ha sido siempre el primer festejo con el cual se abría la cortina, que daba paso, a espectáculos mayores  en la plaza de toros de la Glorieta, Y se caracterizo siempre, por ser festejo muy popular, y bien acogido; sobre todo por las gentes de la provincia, y también por los barrios de la ciudad, dándose un día de descanso después de tanta labor campesina. Por ello la plaza generalmente era, (hoy menos) un hervidero de gentes que venían a presenciar dicho evento con el fin de elegir entre las corridas, que saltaban a la arena, las de mejores hechuras, las más que se mostraban más codiciosas, más igualadas, en definitiva era una muestra del sugestivo empaque o trapio de las reses, para aquellos que pasarían por taquilla.

   Tampoco era antaño, ni tampoco hoy, cuestión baladí,  esperar al termino del festejo el sorteo de abonos, y la famosa carterita de piel, que albergaba en su interior unos miles de pesetas, y, que los parroquianos suspiraban con tener suerte, para tener un buen pasar por la feria con la familia, o bien con el dinero dedicarlo a otros menesteres más acuciantes y necesarios, en aquellos tiempos, no diré que ni mejores ni peores, sencillamente son otros, hoy hemos visto que, algunas de las cosas, siguen ocurriendo, tan igual como entonces, salvo la plaza llena, el resto, se han ido diluyendo con el paso del tiempo. Pero el desenjaule, sigue, aderezado con tres novilleros de la escuela a los que servidor no cuestiona con rigor, tan solo recogiendo algunos momentos puntuales, y que dada su bisoñez aun están por definir; tiempo habrá. Cuando cobren dinero, si es que llegan, feliz feria señores? Y señoras.

 

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