OPINIóN
Actualizado 09/09/2014
Radio Guijuelo

A mí el asunto Pujol me tiene en un sinvivir, reconozcamos que, ante las escaramuzas ucranianas, los califatos crudelísimos y la presión migratoria, esto no deja de tener visos de astracanada. Total, no se trata más que de asuntos familiares, dineros ocultos y reputaciones echadas a perder. El amor traicionado y el paso a la historia como un vulgar corrupto diga lo que diga Felipe González, no dejan de ser minucias aunque Valèrie y Pujol estén ahora en un sinvivir. Una tiene visión de futuro y me preocupan más los periodistas pasados a cuchillo que los idearios de los partidos, las consultas soberanistas y hasta las venganzas amorosas. El asunto de la pela, como siempre he sido pobre, la verdad es que me resulta un tanto ajeno, porque acumular por acumular confiando en que nadie va a enterarse de que tienes los millones en la cutrez bancaria andorrana, lugar en el que se cuentan los billetes en catalán, me parece de una soberbia bárbara ¿Es que se creían inmunes? Ya sabemos que la familia que roba unida permanece unida, sin embargo ¿Cuánto tiempo podía pasar hasta que Hacienda levantara una liebre que bien conocía y tenía preparadita para servirla en el momento oportuno? Que conste que a mí, semejante silencio de decenios también me parece insultante, tanto como dedicarse a defraudar al fisco o, en menor medida, agitar un ideario. Será porque estoy convencida de que la política es el arte de lo posible, pero eso de ser tan inmovilista me da cierta dentera de otro tiempo? la que le debe dar a Cameron cuando piensa en verdugos británicos y secesiones escocesas. El asunto de la faldita de cuadros tiene bemoles, aunque sean de gaita. A todo el mundo le ha dado ahora por el soberanismo, y yo, que no tengo muchos escrúpulos, dejaría que el personal hiciera las consultas pertinentes, eso sí, con voto obligatorio y absoluto conocimiento de las consecuencias. Resulta paradójico que, en una sociedad global, estemos en estas lides, poniendo vallas al campo y haciendo el bobo con estos deseos de ser diferentes. Uno se siente un tanto desorientado, porque las lecciones históricas están trucadas y ni les cuento las éticas. Cada vez que un político se pone a dar consignas morales uno teme que tenga la amante debajo del púlpito o los dineuros metidos en una cuenta secreta de las islas Caimán. Por eso a mí los trasiegos erótico-monetarios del personal me dan risa, y mientras no haya sangre, me dejan fría o si acaso, asqueada. Que Valèrie se pille un buen novio y disfrute de todo el dinero que va a ganar con este libro y que Pujol se pudra en su propia sopa de contradicciones. No me dan ninguna pena, es más, les agradezco que me distraigan de una realidad sangrienta y vergonzante. Más me preocupa, que no Mas, aquel que no llega a fin de mes y que siente que se le acaban todas las expectativas. El resto, pues que disfruten del escarnio público, sobre todo los Pujol, porque una cosa es la codicia, pero la soberbia ya me parece un insulto a todos los que, como usted y yo, querido lector, trabajamos, pagamos los impuestos y seguimos las reglas de este juego? eso sí, sin darle la brasa ética a nadie.

 

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