Trabajadoras en muchos casos de "economía informal" "invisibles" y de "segunda clase" . Su trabajo contribuye a conciliar la vida personal, familiar y laboral de muchas personas, por lo que se hace imprescindible valorar, reconocer y dignificar la profesión, que permite conciliar vida personal y laboral, y cuidar a las personas que queremos. Tenemos que tomar conciencia de que nuestra actitud puede contribuir a una situación injusta, al desvalorizar todo lo que tiene que ver con el cuidado, la atención, y las tareas de nuestros hogares, y con ello contribuir a desvalorizar a las personas que se ocupan de ello.
Una realidad en la que persiste la desigualdad de género. La inmensa mayoría en economía sumergida, y las que están dadas de alta lo están fuera del Régimen General de la Seguridad Social, con un Régimen Especial de Empleadas de Hogar (el contrato laboral puede ser oral, no hay derecho a prestación por desempleo, la baja por enfermedad a partir de 29 días, jornada de hasta 16 horas diarias en el caso de las internas, etc.)
Es evidente y así lo constatan algunos estudios realizados "a partir de la crisis económica de 2008, el empleo doméstico es un sector que representa el acceso a una renta para muchas familias que están en grave precariedad y riesgo de exclusión social, tanto extranjeras como españolas". No es ninguna elección. En la mayoría de los casos es la única vía de supervivenvia que va acompañado de fuerte desgaste emocional y alto grado de vulnerabilidad. ¿Cómo se puede vivir la experiencia de criar a los hijos de otras madres, sin ver crecer a los tuyos? ¿Cómo se soportará ver morir a la anciana madre de tu empleadora sin haber podido despedir a tu propia madre?
Conviene tener presente el aislamiento de las trabajadoras internas, la falta de documentación de las mujeres inmigrantes en situación administrativa irregular, algunas dificultades de competencias lingüísticas y de diferencias culturales, aumentan la vulnerabilidad de las mujeres que trabajan en el ámbito doméstico. El itinerario de llegada de muchas de estas mujeres ha sido desde el aeropuerto, a la casa en la que inician su actividad laboral, de manera frecuente como internas para poder disponer íntegramente de sus ingresos y hacer frente a las responsabilidades "abandonadas" en el país de procedencia.