Para la institución, "se trata de un bien cultural de excepcional y relevante expresión de creatividad técnica que combina forma y función, integrándose a la perfección en la trama urbana y el paisaje cultural de la ciudad de Salamanca
El puente Enrique Estevan fue construido sobre el río Tormes entre los años 1902 y 1913 según un proyecto de D. Saturnino Zufiaurre y Goicoechea. Tiene su origen en el proyecto fallido de reforma y ampliación del puente romano, único existente hasta ese momento, y toma su nombre del concejal que impulsó su construcción. Encuadrado dentro de la llamada arquitectura del hierro y relacionado tipológicamente con la variante de los puentes de grandes arcos biarticulados -siguiendo los modelos de Eiffel, Seyrig y Koechlin- constituye un magnífico representante de la tecnología histórica de la arquitectura de hierro de comienzos del siglo XX en la ciudad de Salamanca y uno de los más singulares y relevantes ejemplos de este tipo de puentes en España.
El carácter monumental de la ciudad de Salamanca y la propia ubicación del puente fueron muy tenidos en cuenta desde un principio en el proyecto, resolviéndose por Zufiaurre tanto desde el punto de vista técnico como estético, mediante una estructura formada por seis arcos articulados en sus arranques e integrada perfectamente con el paisaje urbano.
El puente Enrique Estevan se configura como una obra genuina representativa de un momento histórico concreto, testimonio del uso de materiales y métodos constructivos de la época industrial, en la que confluyen valores históricos y tecnológicos -por su carácter pionero y la solución proyectada-, valores estéticos ?por su estructura y decoración que armoniza a la perfección con el paisaje en que se inscribe-, así como por su estado de conservación y por su autenticidad e integridad, tanto en su concepción como en su funcionamiento. Asimismo destaca su alto valor social, manteniendo su función desde su construcción hasta la actualidad, integrándose como parte del patrimonio cultural salmantino en el perfil histórico de la ciudad, como hito reconocible y elemento caracterizador de su imagen urbana.
Por todo ello, procede iniciar procedimiento para su catalogación como bien de interés cultural como excepcional y relevante expresión de creatividad técnica, que combina forma y función, integrándose a la perfección en la trama urbana y el paisaje cultural de la ciudad de Salamanca, declarada Patrimonio Mundial por la Unesco.