A mí me pone Cifuentes, no sé por qué, los calentones es lo que tienen, no se racionalizan, como la pasión preadolescente por Violeta y One Direction, una fiebre más o menos malsana que no afecta a la niña bonita, porque lo suyo es Mortadelo y Filemón y darle el Nobel a Ibáñez. Mi hija es una clásica, pero eso de que hable como un sesentón de Valladolid fumador de Celtas es un poco perturbador. Tanto como Gallardón lanzando misiles de crucero y Soraya Sáenz de Santamaría abriendo contrafuegos. A todos nos parece justo y necesario eso de purgar a los afortunados aforados? pero claro, tiene que venir la vice a decir que meter mano a leyes de todo tipo es un poco complicado. Y bien que semejante poda bien merece una reforma, porque el hecho de que haya ese número imposible de aforados debería hacer sonrojar a todo el personal. Ni Hacienda somos todos ni para la justicia, supuestamente ciega, tenemos el mismo rasero.
Mientras Rajoy se solaza en las cifras de la mejora, esas que todavía no han llegado a las calles de mi barrio y a las casas que están aterradas por perder la ayuda de los bienhechores cuatrocientos euros, la vice hace el papel de poli malo. Gallardón, salvo por el asunto de las tasas, es siempre un poco deletéreo, y necesita alguien que le tire de la cuerdecita del globo. La realidad se impone en septiembre, aunque haga calor y las terracitas aún estén llenas porque la caña, aquí en la periferia de mi barrio, es baratita. La realidad, auténtico cubo de agua helada sobre esa indolencia propia de agosto, esa irrealidad de cartelito de vacaciones y niños borrachos de cloro. A Gallardón, como a todo el gobierno menos a Margallo, a quien le pillan bajando y subiendo de aviones averiados, les puede la galbana y salvo la vicepresi, atenta a las ocurrencias del personal y a Cifuentes, atenta al cabrón que aterroriza a las madres de Madrid, las cifras felices les ponen tanto como tener a de Guindos mandando por Europa. España cuenta y hasta la Merkell hace el camino de Santiago, lo que ya es un auténtico logro del Apostol. A este paso tenemos a todos los Länder caminando hacia Compostela y haciendo el milagro de dejar el recorte. Y para recorte, que sí, que hagan caso a Gallardón y poden semejante y sonrojante número de aforados que, también, están aforrados y se pueden permitir someterse a la justicia ya no divina, sino normal y corriente. Eso de la igualdad es una entelequia, afirmo.