OPINIóN
Actualizado 01/09/2014
Francisco Iglesias

El popular barrio de la Barceloneta ha sido noticia en los últimos días, muy a pesar de sus vecinos, pues parece ser que las ganas de juergas de unos cuantos guiris no son compatibles con las rutinas de los que viven habitualmente en el barrio.

Lo cierto es que todos los que vivimos en una comunidad hemos sido parte de algún conflicto, en mayor o menor intensidad, precisamente porque los intereses de unos vecinos se encuentran de frente con los de otros y lejos de intentar dialogar,  comprender y respetar al vecino (lo que seguramente vendría de vuelta), lo convertimos en enemigo,  y uno ataca o se defiende según sea el caso.

Creo que en este caso es fácil ponerse en la piel del vecino de la Barceloneta que no puede descansar, que ve sucia su calle, o ve cosas bajo su balcón que preferiría no ver (al menos ahí), pero si ponemos un poco de nuestra parte, sobre todo los que alguna vez hemos sido jóvenes, es posible entender al que pasa unos días en Barcelona con unos amigos en busca de diversión, o a los propietarios de los pisos alquilados que encuentran sus ganancias en este tipo de turismo

Comprender no significa justificar, ni mi intención es frivolizar con este tema, pero si en lugar de buscar el enfrentamiento se intenta ver como hacer compatibles los intereses de todas las partes implicadas, estoy seguro de que ganaban todos.

En nuestra querida Salamanca los pisos de estudiantes han sido escenario de grandes, y en ocasiones multitudinarias fiestas, imaginen por un momento que se prohíbe el alquiler a los futuros licenciados, ¿no cree que perderían estudiantes, caseros, la Universidad, e incluso la propia cuidad que se ha carecterizado siempre por su ambiente universitario?

Barcelonetas hay muchas, las hay en todas las ciudades, y acabar con los intereses sólo de una parte puede perjudicar a todos.

Me hubiese encantado ver en las noticias que el ayuntamiento de Barcelona envía a un equipo de mediadores para tratar de resolver el problema, quizás aún esté a tiempo, porque, por si no lo sabía, la mediación es muy útil en estos casos.

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