Que la información que recibimos no es totalmente libre no es sorpresa, ni noticia. Los grupos de presión ejercen la misma sobre los medios que les son afines sin que estos puedan o quieran quitársela de encima, obligándoles a comulgar, demasiadas veces,
Aunque no creo que haya rueda de molino más grande que la autocensura, el estar pensando en cada momento que lo que dices, haces o propones, puede molestar al poder, ya sea local, autonómico o nacional, es, o debe ser más que nada, un trabajo ímprobo y tremendamente fatigoso. Algunos piensan que sorteando la censura se hacía mejor cine, mejor arte, mejor literatura? y puede que haya sido así en algunos casos, películas como Viridiana, por ejemplo, sortearon la censura del poder hasta que le dieron el premio en el festival de Cannes y el Vaticano se escandalizó. Entonces el estado español prohibió su exhibición hasta bien entrada esta cosa que algunos llaman democracia, pero este ejemplo es una excepción.
Uno no daba crédito a lo que estaba oyendo, ¿la "libertad de expresión" que existe en España, da para decir por
antena cosas así? Pues mi sorpresa llegó al zénit cuando a los pocos días quise recuperar el documento, me fui a la web de la cadena radiofónica en cuestión y dentro de ella a los podcast. Pinché el enlace del programa, escuché la grabación entera y me di cuenta que habían borrado, quitado o censurado eso de? "a él es al que había que sacrificar". Ya no había pruebas de que algo así se hubiera dicho en directo por la cadena adalid de la LIBERTAD DE PRENSA EN ESPAÑA. La autocensura llegaba en este caso, de una manera interesada, al fin y al cabo el número de oyentes de ese programa serán infinitamente mayoritario a favor de que el alcalde de Bogotá se vaya y deje a los maletillas en paz y en libertad y a los amantes de la tortura de toros bravos, inmensamente libres de verla, que para eso han nacido y el director del programa español en cuestión, también. ¿Y si se acabaran las corridas de toros? ¿de qué iban vivir un programa como ese y su patrón? Menos mal que la inmensa minoría, de vez en cuando, oímos, vemos y no callamos cosas como estas, mientras la otra censura, la del poder, nos deje, claro.