He escuchado a Valentín Fuster, en el informativo de la tele, asesorando a un ramillete de jóvenes sobradamente preparados que han sacado un 10 en todo, y que ahora, angustiados, esperan una salida profesional. Como dice el chiste, con cierto humor negro, las carreras universitarias en España tienen tres salidas principales: por tierra, mar y aire.
Más allá de la palabrería vana que solemos emplear cuando nos convertimos en "coaching" a la fuerza, Fuster les ha espetado una sentencia para enmarcar. Simple, eficaz, sencilla. Directa al corazón y a la cabeza: "las coyunturas pasan, también las malas; vuestro talento permanecerá, cultivadlo".
En tiempos en los que la gente mide la esperanza por los días que faltan para llegar al viernes, el soplo del afamado cardiólogo es un ventanal de aire fresco. ¡Talentosos del mundo, uníos! Sin formar una clase, ni una casta, ni nada de eso. Hacednos el favor de uníos, no contra nadie, sino en pos del bien común, que lo necesitamos como el comer.