OPINIóN
Actualizado 29/08/2014
Juan Robles

Éste fue un título de éxito en los años cincuenta, cuando se difundía la secularización y el abandono generalizado de la Iglesia, especialmente por el mundo obrero, y se propicia, intentando remediarlo, un movimiento de curas obreros, La misión de Francia, que pretenden estar cerca de los trabajadores, en una actitud de nueva misión, también en el interior de un país occidental y no sólo en los países tradicionalmente llamados de misión. 

 En medio de esa conciencia social secularizada, la Iglesia francesa ha tomado diversas iniciativas meritorias, que han dado frutos indudables, como son el movimiento litúrgico ejemplar, el cultivo notable de la cultura religiosa, la experiencia ecuménica de Taizé o un movimiento misionero ejemplar. 

En este contexto misioneeo y de tradición científica se sitúa el congreso ecuménico misionero que se está celebrando estos días en la ciudad de Nantes, y al que tengo el privilegio de asistir. Se trata de intercambiar diversos estudios de investigación histórica sobre la obra realizada por los misioneros: franceses, belgas, alemanes, ingleses, norteamericanos y canadienses, principalmente, en diversos tiempos y lugares, especialmente en África y Asia, pero también en América y Oceanía, desde los siglos XVI al XX.  

Este año el tema era la tarea de los misioneros desde sus identidades de origen a las identidades del contexto y de destino. Y participan investigadores universitarios de Francia, Bélgica, Holanda, Suiza, España, Colombia y diversos de África, tato católicos como protestantes y hasta un ortodoxo rumano.  

Todo abierto y adobado con visita turística a lugares destacados de la ciudad, históricos y científicos, y con la visión de una película del año 1955 titulada Le missioner, el misionero, que narra la vida y el quehacer de los misioneros espiritanos en lo que hoy es Guinea-Conakry. Algo parecido a lo que en España algunos hemos conocido visionando la película Molokai, sobre la labor del padre Damián entre los leprosos.  

A mí, como delegado diocesano de misiones y doctor en misionología, me da una cierta envidia que, teniendo una tan fuerte tradición misionera, no tengamos una institución similar en España, si exceptuamos la humilde, aunque meritoria, realidad de las Semanas Misionales de Burgos. En este camino de tradición científica, sin duda nos supera Francia.  

Leer comentarios
  1. >SALAMANCArtv AL DÍA - Noticias de Salamanca
  2. >Opinión
  3. >Francia, país de misión