CIUDAD RODRIGO | Los monitores y el equipo de apoyo del Divierteatro se convierten en parte activa en la versión actualizada de Crassh
En esta ocasión, no estuvieron solos, sino que ofrecieron una versión actualizada de su espectáculo del año pasado, Crassh, con la compañía de unos 70-80 jóvenes mirobrigenses (monitores e integrantes del Equipo de Apoyo del Divierteatro). Esta versión 2.0 tuvo como nombre Crassh playing with Ciudad Rodrigo, y se representó por primera y única vez en la noche del miércoles por el centro histórico de la ciudad.
Previamente, durante la jornada del martes, y en la tarde del miércoles, We Tum Tum había trabajado con los jóvenes en la preparación del espectáculo, en la que por supuesto se utilizaron unos instrumentos de lo más curioso.
Por una parte, se utilizaron cubos de pintura a modo de tambores para realizar un pasacalles desde la Plazuela de Herrasti hasta el Registro, pasando por Cardenal Pacheco, Plaza Mayor y calle Madrid. En medio de la Plaza Mayor se realizó una pequeña parada, y antes de cruzar la bóveda del Registro, otros jóvenes lanzaron paja a la comitiva de tambores.
Una vez en el Registro, estos jóvenes fueron recibidos por el otro grupo, que tenían otro artilugio extraño con el cual hacer ruido. Tras unos momentos de 'tensión', todos los jóvenes se unieron para hacer aún más ruido. A continuación, los chavales del Divierteatro se colocaron delante del escenario situado en el Registro.
Tras interactuar un poco más, cayeron en un profundo sueño, momento en el que empezó sobre el citado escenario un concierto de la formación We Tum Tum, en la que se interpretaron variadas canciones (desde el Viva la Vida de Coldplay a la Sexta-Feira del grupo portugués Boss Ac) con un particular estilo en lo que se refiere tanto a la voz como a la música. Hay que apuntar que hubo un notorio problema de sonido con el micrófono del cantante, que fue sobrellevado con bastante humor hasta que pudo arreglarse.
En un momento dado, los jóvenes despertaron de su letargo para disfrutar del concierto repartidos por el Registro. En el tramo final, los jóvenes volvieron a colocarse delante del escenario, para volver a hacer sonar sus tambores en ciertos momentos. Con una duración prevista de una hora, el espectáculo completo tuvo una duración de hora y media, siendo seguido por cientos y cientos de espectadores en el Registro.
En las mañanas del miércoles al viernes se desarrollará otro workshop de percusión, en este caso a cargo de Peu Meurray, con la idea de preparar otro pasacalles para la última noche de la Feria.