"Los jugadores, y los entrenadores, deben equivocarse. Tienen que equivocarse, casi debería obligarse a que se equivoquen muchas veces. La escuela del error es muy sana siempre que se busque una mejora continua. Comparto la teoría de que los mejores equipos ganan más veces porque son los que menos fallos cometen. Y no al contrario. Sin embargo, siempre hay maneras de que otro equipo les provoque errores más allá de dónde acostumbran. Afortunadamente, los buenos equipos también pierden". (?) "Mi consejo particular es que hay que ir a un campo de fútbol para ser felices. Y la felicidad sólo depende de nosotros mismos, de nuestra manera de ver las cosas, nunca puede depender de otros? Ni siquiera un mal arbitraje, o de una mala actuación de algún jugador del equipo, o de una alineación indeseada por nosotros, o finalmente de un mal resultado". (Libro: "La Ignorática y el fútbol").
"Tenemos que desbancar la idea de que el fútbol es como el ajedrez o el futbolín. Afortunadamente no es tan programable, y los jugadores no son movidos a voluntad de los entrenadores sino por su propia espontaneidad, por su sabiduría, por su inteligencia autónoma". (Libro: "Apología del fútbol").
"Creo en un fútbol aguerrido, manifestación políticamente incorrecta ahora que todo el mundo ha subido el toque a los altares. Sin reparar que el toque por el toque no es apropiado para un fútbol bien jugado, que el toque es un medio y no un fin, que si no hay desmarques el toque no vale para nada salvo para defender, que si cuando aparecen los espacios el desmarque no llega y se sigue con la posesión, sin el último pase, el fútbol es como una noria sin cangilones, sin agua, sin cosecha?" (Libro: "Futbolandia: Ensoñaciones, realidades y virguerías del fútbol").