OPINIóN
Actualizado 26/08/2014
Emiliano Tapia

Mucho se va a escribir y mucho se va a hablar durante los próximos tres meses sobre Europa. Seguro que vamos a escuchar de todo y, lamentablemente, a una gran mayoría no le interesará casi nada; es más, probablemente, en muchos casos se darán situaciones de indiferencia o de rechazo preocupante hacia cuanto de "esa Europa" tan lejana se nos presente.

Si medimos lo que pueda suceder con el ejemplo tan preocupante que hemos vivido durante la pasada semana, es para preguntarse qué está pasando o qué pueda pasar. Parece que las encuestas hechas a lo largo de estos días hablan de que más del 70% de las personas encuestadas o no sabían, o no les interesaba, o rechazaban todo cuanto se había hablado y debatido en el Parlamento español con motivo del Estado de la Nación, celebrado en clave de dar la salida para la carrera hacia Europa antes del 25 de mayo que será cuando se celebren las elecciones. Cuando menos, preocupante, ¿no?

Probablemente, seguro, la Europa que nos presentan no tiene nada que ver con la que realmente se nos esconde y que tanta influencia tiene sobre nuestras vidas, y sobre todo en las vidas de tantas personas empobrecidas.

Los derechos de muchas personas, su vida concreta diaria, su situación laboral, el contexto medioambiental en el que vivimos, el estado de los Servicios Públicos, el empleo o las pensiones, las prestaciones sociales o los derechos y libertades; sin querer o queriendo probablemente, todo nos lo están determinando; y desde Estados como el nuestro se facilita con toda elegancia al Gran Capital "la alfombra roja" para que camine por Europa sin más dificultad.

Y en este camino, en esta construcción y decisiones europeas, en sus datos y decisiones macroeconómicas las personas no tienen lugar preferente. Los discursos, los mítines y las decisiones que desde hace tiempo estamos viendo y sufriendo, y que continuarán determinándonos, tendrán el mismo calado que aquella decisión que les llevó a nuestros políticos a ponerse de acuerdo con celeridad, y reformar el artículo 135 de la Constitución, donde primero se tratará de servir a los mercados y a la deuda, y más tarde las personas y  sus derechos; probablemente cuando no haya lugar.

Y mientras se pretende todo esto harán lo posible y con todos sus mecanismos, para que nos  traguemos y aceptemos sin rechistar realidades tan tremendas como que "el 20% más rico tiene 7,2 veces más ingresos que el 20% más pobre", siendo España el Estado de la Unión Europea en el que más han crecido las diferencias sociales entre las personas y los colectivos en estos momentos que hemos llamado de crisis.

Recojo algunas frases de documentos que nos alertan de cuanto está sucediendo. "Acontece en Europa una  revolución silenciosa que servirá para recortar el gasto social y priorizar los intereses empresariales por encima de los derechos humanos". "Se refuerza el poder de los grandes grupos financieros que gozarán de inmunidad frente a procedimientos judiciales, y que se situarán al margen de cualquier tipo de control democrático".

Negociaciones y tratados se están intentando sacar adelante con el mayor de los secretos, según cuentan y nos alertan distintos grupos y organizaciones de ámbito europeo que están intentando movilizarse y dar la voz de alarma anta tanto atropello y sus consecuencias. Atentos, porque nunca nos contarán la verdad, salvo invitarnos a votar, y ya están en ello. No nos queda otra opción que buscarnos nuestros propios recursos, nuestra propia información y nuestros propios argumentos sacados de quienes sí creen y defienden los intereses de las personas.

Leer comentarios
  1. >SALAMANCArtv AL DÍA - Noticias de Salamanca
  2. >Opinión
  3. >La Europa de las personas