¡Tírate, que el agua está divina! Con esa exclamación, mi buen amigo Juanjo me introdujo en uno de los parajes más bellos que han contemplado estos ojos que Dios me ha dado: Abadía, un verdadero oasis entre montañas.
Abadía es un pueblo asentado en el Valle de Ambroz. Un lugar monumental, con impresionantes vistas a las montañas. Su situación estratégica lo convierte en centro del extenso valle. La cañada real y la vía de la Plata que discurren por su suelo, lo convirtieron en uno de los pasos más importantes de la antigüedad.
La riqueza cultural, como el Palacio de Sotofermoso con sus jardines, o los restos del antiguo convento de "La Bien Parada" y su patrimonio natural con aires puros de la montaña, microclima y el serpenteante rio Ambroz, convierten a Abadía en uno de los puntos de obligada visita.
Junto a este río han adaptado una hermosa piscina natural para refrescar el cuerpo del viajero fatigado, tomar el sol en su playa de arenas finas o simplemente relajarse en la terraza de "El Guía del Abad", mientras Abraham y Mª José te sirven unas consumiciones fresquitas, puestas como mandan los cánones o, como diría un amigo jerezano: -Bien "Cervía"-.
Ahora espero, con ansia y expectación, a la siguiente aventura viajera, para seguir descubriendo poco a poco, junto a mi fiel Eva y mi querido Jorge, esos rincones escondidos y fantásticos que riegan nuestra maravillosa España.