OPINIóN
Actualizado 16/08/2014
José Antonio Mirón

El tiempo de estío, de verano y de vacaciones es un tiempo que dedicamos generalmente al ocio y a realizar actividades aparcadas  en otras épocas de año por las ocupaciones laborales. Muchos son los motivos y razones para favorecer el ocio activo. Fundamentalmente, porque la Salud como recurso para la Vida necesita de un ocio activo para fomentar los componentes esenciales de la misma, el físico, el mental o psicológico y el social. El buen equilibrio entre los tres es importante y fundamental, por tanto, el ocio tiene que conllevar, actividad física, actividad mental e intelectual y social.

En primer lugar, ejercicio físico, como pasear y andar o hacer deporte no competitivo para fortalecer la actividad muscular y ósea, reducir y controlar el sobrepeso y la obesidad, mejorar y contrilar la glucemia y reducir las probabilidades de osteoporosis. También para mejorar el bienestar cardiovascular, respiratorio, digestivo y otros. Actualmente,  está de moda realizar deportes de riesgo  o deportes extremos, lo llevan a cabo generalmente jóvenes y menos jóvenes que asumen voluntariamente una alta probabilidad de accidentes al realizar ascensos en rocas verticales, montanismo en condiciones extremas, senderismo por rutas peligrosas, descensos de ríos rápidos y otros. Esta es una opción voluntaria que viene provocando muchos accidentes y desaparecidos que luego hay que rescatar. Hasta aquí todo es comprensible, salvo que los rescates que generalmente son caros, los tenga que asumir la Sociedad a través de las distintas Administraciones Públicas y que siguen sin cobrarse en su mayoría, y deberían ser los propios participantes y sus seguros los que deben hacerse cargo de los costes y, naturalmente, de sus consecuencias e irresponsabilidades.

En segundo lugar, cultivar el espíritu y el intelecto mediante actividades culturales y recreativas que produzcan satisfacción y recreen el gusto de vivir y convivir, como saborear las sobremesas familiares o con amigos, disfrutar de las tertulias nocturnas en una terraza sin los condicionantes laborales, ir al cine o mejor a las actividades culturales que nos propone la corporación municipal con su programa de Patios y Plazas y que en mi opinión debería hacerse extensivo a la primavera y al otoño, a través de la participación y colaboración de otras Instituciones, como la Universidad y sus universitarios, y empresas de hostelería y restauración. También existen iniciativas privadas emergentes como el microteatro que suponen un impulso positivo, gratificante y a bajo coste de la cultura y el ocio activo de niños, jóvenes y adultos. Iniciativas que merecen el califico de saludables.

En tercer lugar, simultáneamente con los anteriores, se deben cultivar las relaciones sociales y, no sólo las profesionales, porque es necesario convivir y participar como personas de una Sociedad plural y multicultural. Es decir, compartir con nuestros iguales y con los desiguales, las distintas formas de afrontar los problemas y los retos, valorar los esfuerzos de los más desfavorecidos, convivir con los que piensan y viven diferente, comprendiendo y respetando la diversidad y su maravillosa aportación a nuestras vidas y a nuestra fantástica, a pesar de todo, realidad social.

En definitiva, llevar una Vida Saludable conlleva fortalecer la Salud y sus componentes, el físico o biológico, el psíquico o mental y el social o sociológico, para conseguir lo fundamental el Bienestar y la Calidad de Vida relacionada con la Salud y, también para reducir los riesgos o probabilidades de enfermar.


JAMCA

 

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