OPINIóN
Actualizado 13/08/2014
Fernando Segovia

Para dos estrellas del olimpo hollywoodiense que tenemos (Pe y Ja), van, hacen unas declaraciones a destiempo y, zás, nos las hacen polvo a las primeras de cambio. Pero polvo, polvo. Y es que los americanos tiran a matar cuando tiran. Son así. Y eso no debía valer. Al menos una salva anterior de aviso. Que ni eso hacen.


   Claro que estos dos pardillos nuestros no se informan dónde están y de qué comen, y les da por firmar algo no conveniente. Luego van y dicen y matizan que si tal y que si cual. Pero ya ni les sirve de coartada. Metieron la pata (hasta el corvejón) y punto.


   La industria que les paga está dominada por el capital judío en su mayoría (eso lo sabemos todos desde pequeñitos) y son muy suyos para cerrar el grifo de quien les critique. Pero es que además, la información allí no es como aquí (aquello tan manido del color del cristal).  El asunto de buenos y malos no es tan simplista y lineal como uno mismo deseara. Gaza es un tremendo galimatías donde hay de todo (y ahora muertos, muchos muertos). Creo es una de las zonas más densamente pobladas del mundo. Y allí, además de palestinos progubernamentales y de partidarios de convivir con judíos, hay muchos partidarios de Hamas, demasiados terroristas y antigubernamentales palestinos, que se mueven entre el caos poblacional como peces y ponen de escudo a quien les place. Todo eso se debería matizar mejor. Para el pueblo judío (y también desde el radical palestino) la guerra es más que justa. Y muy desigual también, añadimos desde aquí. Un ejército muy preparado, de los mejor organizados del mundo,  contra pandas terroristas y duros guerrilleros bien armados. Ni siquiera es todo el pueblo palestino el que busca combatir. Todos estos matices debieron ser considerados por nuestros tres compatriotas  (el otro es Almodóvar) antes de ponerse a firmar con demasiada rapidez  lo que pusieron ante sus narices. Eso, o haber intentado mantener sus iniciales  principios a toda costa, sin excusarse luego. Y eso es lo que no hicieron.


  Aquello tan conocido de Groucho (también judío) de: señora, si no le gustan mis principios, no se preocupe, tengo otros. Pero la realidad no está para ocurrencias ni muchísimo menos  somos el mayor y genial de los Marx.

 

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