Las vacaciones deberían abarcar todo tipo de actividades, dar un respiro a lo cotidiano y dejar de lado tanto malfario que nos corroe a diario.
Las fiestas van de pueblo en pueblo, cosa buena, hay que poner alegría, siempre necesaria. Curiosamente todas ellas giran en torno a la devoción de alguna Virgen o Santo. Aunque parece crecer el laicismo y peor, el anticlericalismo, vemos que cada pueblo se vuelca con su patrono o patrona y reconforta no escuchar que haya pecadores. Eso está bien. Y además se promociona el plato español por excelencia: paella por doquier. Sí señor.
La nota negativa, entre tanta fiesta, nos la ha traido el virus de Ebola, que ha generado opiniones y maldades de todo tipo. Una vez más, los de siempre, los que dicen que pueden, han echado mano de su odio a todo lo religioso y han soltado auténticas barbaridades. La maldad no descansa. Pero debemos alegrarnos que un español generoso que entrega su vida a quienes lo necesitan en cualquier parte del mundo, haya sido repatriado gratis para ser tratado como se merece. Cuántos rescates de gente que practica deportes de riesgo o se expone a peligros en aventuras puramente ociosas y no se cuestiona el coste material y, a veces, el humano. Pero si se trata de un religioso la cosa cambia. Parece que estos son de una especie que, si se extingue, mejor.
Los que tampoco han tomado vacaciones son los amigos de lo ajeno. El séptimo mandamiento no tiene la categoría de otros. El capítulo de sucesos es interminable cada día. Ahí tenemos a la familia Pujol Ferrusola, insaciable. Que sepan, por si alguno se confiesa, aunque sea con el Abad de Montserrat o Mons. Sistach, que el pecado se perdona siempre y cuando se devuelva lo robado. A ver si vamos a ver cualquier dia de estos al exhonorable en misa y comulgando y los dineros no han vuelto. Privilegios no. ¡Mucho ojito! ( que diría mi madre.)
co descansa el egoísmo, la egolatría, el orgullo, la soberbia... Si eres víctima de alguno de estos? "pecadillos", reza y que Dios te ampare.
Disfrutemos del descanso hasta donde nos dejen unos, otras, y las circunstancias.