OPINIóN
Actualizado 10/08/2014
Boris Rozas

Las tristes piedras, que tan bien
manejan el silencio,
y saben ver el oro de los días
y las noches
conocen el misterio de las heridas
que se curan
y de los hombres que se levantan.
Las dulces rosas, que tan bien
acompañan a las manos,
y se desprenden de las tumbas
con la lluvia
nunca dejan que el gesto sea baldío
que el tiempo se convierta en piedra.


Cuentan del bosque tantas mentiras
como árboles lo habitan,
ladrones de almas viajando
por el tronco
visitando la savia de los años.
Cuentan que en el medio de la vida
entre el bosque y la penumbra
se apagan las palabras,
se aprende a beber de los días.
Cuentan que las tristes piedras
que conducen al osario
son las rosas que iluminan
tu camino
para que adivines lo andado.

 


    Boris Rozas, del poemario "Bagajes del alma", Ed. Visión, año 2004. 

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