OPINIóN
Actualizado 10/08/2014
Maguilio TAVIRA

Como es sabido, Corregidor es sinónimo de Alcalde. Etimológicamente quiere decir el que co-rige (el que rige con) porque, históricamente designados por el Rey, eran su longa manus local. Pero hoy en día, su principal y más exacta acepción viene a ser la de corregidor en el sentido de quien corrige, el que enmienda.

    La concesionaria del transporte municipal (los autobuses urbanos para entendernos) se adjudicó dicha concesión en base a un Pliego de Cláusulas Administrativas que mucha gente pensó que se había confeccionado a medida para el grupo que finalmente se lo quedó. Fuera así o no, el caso es que se lo adjudicó sobre la base de las condiciones que en aquél Pliego figuraban y que el concesionario aceptó y subscribió y se comprometió a cumplir; no sólo porque los papeles se firman para cumplirlos sino porque, además, los castellanos somos gente de palabra, estamos acostumbrados a respetarla y no nos gusta que nos toreen.

    Entre aquellas condiciones ?ya digo, que las malas lenguas dicen que hechas a medida y hasta previamente pactadas- estaban las de mantener un número determinado de trabajadores. Pues bien, a la concesionaria se le ha antojado que mantener ese empleo le supone ganar menos dinero del que hizo cuentas que ganaría, y se ha puesto a despedir trabajadores. Ya en sí misma, moralmente considerada, es actitud lo suficientemente canallesca y tramposa como para que repugne: como yo quiero ganar más de lo que ya gano, te despido y te condeno al paro y a la miseria. Pero es que, además, objetiva y legalmente supone un incumplimiento del contrato y, por si fuera poco, una estafa a los salmantinos, a los que se nos prometió una determinada calidad en un servicio municipal y se nos quiere dar ahora otra, inferior y peor servida.

    Esto, que es una bofetada a todos los salmantinos en la mejilla de los despedidos, no debería tolerarse impunemente. Por eso, el Ayuntamiento de Salamanca, que es el gestor que nosotros pusimos para que nos llevara la cosa del transporte, no puede consentir que se burlen de nosotros, que nos vacilen ni que nos estafen.

    Y, aunque hasta la fecha el Ayuntamiento a través de sus concejales no ha tenido en el caso una respuesta ejemplar, debería tenerla ?va a tenerla, estoy seguro- de la mano de su Alcalde. Porque este Alcalde, que está consiguiendo ser cercano y humano, gestor hábil y eficaz de las cosas que duelen al ciudadano, que está logrando atraerse votantes ajenos a su espectro partidario y que ya ha conseguido ser el más popular de los alcaldes populares ?bueno, eso no era tan difícil-; este Alcalde, digo, que no va a perder la oportunidad de llevarse votos de los trabajadores del autobús, más por decencia y coherencia que por rédito partidario, va a impedir le tomen el pelo a sus convecinos, no va a tolerar que nadie le incumpla la palabra ni le chulee los contratos y va a corregir el yerro.
Este Alcalde, que es salmantino de tres eses (sensato, sosegado y serio), va a ejercer de eficaz corregidor lígrimo y va a enmendar el desafuero, llamando a capítulo al concesionario y pidiéndole que recapacite y readmita a Marijose.

Ya lo veréis.

 

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