OPINIóN
Actualizado 09/08/2014
Fructuoso Mangas

Me ha impresionado, lo confieso, la cita con la que Petros Márkaris abre su novela Pan, Enseñanza y Libertad  en la que intenta acercarse a la Grecia que vendrá, según él, en dos años, metiendo por cierto a España también en el mismo precipicio. No soy yo tan pesimista, ni de lejos, pero eso es otra historia. Y no me ha impresionado la cita, de sobra conocida, sino el hecho de utilizarla para abrir su libro.

El texto con el que abre su libro es de Juan 19, 25: "Se han repartido mis vestidos y se han jugado a los dados mi túnica". Juan, que lo vio, da fe del hecho cumplido entonces. Y así se sigue cumpliendo hoy, con la situación del mundo y de nuestra tierra. Reconozco que yo al menos no soy capaz de señalar a los verdaderos culpables, pero ahora me interesa únicamente repasar la indignidad humana de todos los que participan, o participamos en el nivel que sea, en ese despojo al que aluden Petros Márkaris y el texto que pone al frente de su libro.

Muchos han metido la mano, y siguen, en el injusto reparto de los vestidos, de los bienes, de los dineros, de los derechos? ajenos. El expolio sigue. (¡la restauración en El Prado del famoso cuadro de El Greco parece una premonición!). Nos hemos acostumbrado a esa ignominia de desnudar a otros para acumular vestidos propios y aun con reacciones intermitentes nos acostumbramos ante tamaña deshonestidad. Ya antiguo abuso y, a la vez, viejo aviso: "el dinero que os sobra lo habéis robado a los pobres", decía Juan "el boca de oro" (Crisóstomo) en la opulenta y miserable Bizancio a finales del s. IV. Y la cosa sigue más o menos igual, repartiéndose unos los vestidos de los otros. Pero no pasa nada?

Y la otra imagen de Juan 19, en la que se juegan a los dados la túnica del pobre, es amarga hasta la saciedad. Me imagino a los poderosos del planeta sentados alrededor de media humanidad tirando los dados con sus cubiletes y cruzando apuestas como quien juega a un parchís de extrema injusticia y de increíble corrupción. O sin mirar tan alto, ahí quedan comités, consejos, directivas, comisiones, plenos, etc? jugando a los dados como si nada.

Y mientras tanto ordenan a los enaltecedores de turno que saquen sus fotos en primera página, sigan sus consignas, celebren sus jugadas y rían sus gracias de divertidos jugadores de dadosPor algo así cantaba Ricardo Cantalapiedra hace décadas: ¿Dónde están los profetas?. Pues eso.

El libro de Petros Márkaris, editado por Tusquets y el último de su Trilogía de la Crisis,  es duro y sombrío. Como el futuro de mucha gente en Grecia. Y aquí. Y más negro aún, ¡no olvidarlo!, cuanto más al Sur se mire?

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