OPINIóN
Actualizado 06/08/2014
Manuel Alcántara

El conocido estribillo que hizo sonreír a unos por la ocurrencia publicitaria y a otros muchos por el bochorno de su supuesta gracia castiza en la jornada promocional olímpica de Buenos Aires más que una anécdota es un síntoma. Olvidado su significado en el ámbito de la refriega política y anotado para siempre en el triste haber de quien dentro de un año habrá dejado de ser alcaldesa de Madrid, hoy lo traigo a colación como señal del estado en que se sigue encontrando el conocimiento, y uso, de lenguas extranjeras en nuestro país. Un escenario, se repite una y otra vez, de recurrente asignatura pendiente que a nadie parece concernir. No es una cuestión solo de la educación, cuya importancia es manifiesta, su sentido atañe a un comportamiento tanto social como individual lacerante.

Resulta insólito, en comparación con muchos otros países, que ni siquiera la "gente bien", los vástagos de la burguesía mesocrática educados en colegios con campamentos veraniegos donde se pone el énfasis en la realización de prácticas deportivas bilingües (sic) o altos funcionarios de la administración cuyo conocimiento de alguna lengua extranjera debió estar en el temario de la oposición, sean incapaces de dirigirse a una audiencia internacional en una lengua distinta al castellano. No restrinjo el uso de otra lengua al más demandado y todopoderoso inglés, digo cualquier otra lengua distinta a la materna.

Han pasado muchas décadas desde que el telón que había echado la autarquía se alzó, no solo para siempre, sino que el dicho de "Europa empieza en los Pirineos" quedó en una antigualla arruinada por la fuerza de los hechos. Pero la evidente europeización de España, notable en numerosos aspectos que particularizo aquí en el mundo de los valores, no vino acompañada de un salto en el desarrollo del conocimiento de los idiomas de nuestros vecinos y, más en concreto, del inglés como lengua franca. Pese a las miles de horas de enseñanza que reciben nuestros estudiantes a lo largo de sus distintas etapas de formación, el dinero que emplean las familias en cursos especiales y campamentos, el resultado es paupérrimo. El valor social del conocimiento de otras lenguas sigue siendo marginal, la fascinante ventaja que supone poder seguir películas en versión original que facilita la TDT es visto como estrafalario y la españolización absurda del discurso en un foro internacional perversa. White coffee, please.

Leer comentarios
  1. >SALAMANCArtv AL DÍA - Noticias de Salamanca
  2. >Opinión
  3. >A relaxing cup of café con leche