BÉJAR | El jardín renacentista y la capilla fueron los escenarios de una tragedia que impresionó a quienes la presenciaron
En la penumbra del atardecer de ayer, el bosque estaba en absoluto silencio, hasta los pájaros parecía que habían abandonado el lugar, como presagiando la tragedia que se avecinaba, tan sólo el batir de alas de unos patos solitarios rompía la quietud del estanque de los duques.
El ambiente impresionaba, aún antes de que todo comenzara, los ataúdes y las lápidas del improvisado cementerio esperaban al enterrador, mientras las puertas de la capilla se batían movidas por una ráfaga furtiva, como invitando a asomarse a la tranquilidad de su interior.
Sin embargo, al caer la noche el desenfreno de una orgía de sangre se desencadenó en el recinto con el grupo de teatro Puntos Suspendidos, los participantes fueron entrando en grupos reducidos para evitar las aglomeraciones del pasado año, los organizadores han comentado que las entradas se acabaron en menos de una hora, y el éxito fue rotundo.