OPINIóN
Actualizado 31/07/2014
Rosa García

No lo veremos nosotros, ni quizá nuestros descendientes, pero al inglés, de vocales indefinidas y consonantes pronunciadas con sonidos o en lugares distintos a como están escritas, le quedan los decenios contados.

A los cientos de millones de personas que hablamos idiomas derivados del latín ? tan lógico, tan ordenado, tan preciso ?, nos están metiendo con calzador una lengua de los bárbaros del norte que choca frontalmente con nuestra forma de ser, con nuestra idiosincrasia, y acabará pasando lo que tiene que pasar, que se la vamos a organizar.

Vamos a ver, ¿en que cabeza cabe que necesiten deletrear algunas palabras porque ni ellos mismos saben como se escriben? ¿Por qué tienen la manía de pronunciar las consonantes en sitio distinto al que están colocadas? People lo pronuncian pipl. El sonido de las vocales no se parece ni de lejos, pero si quieren que la L suene al final que la escriban al final, sería lo suyo. ¿Y qué decir sobre la forma de construir las frases? UFO= desconocido volante objeto, NATO = norte atlántico tratado organización, VIP = muy importante gente.

La batalla más sonada de esta guerra la ha ganado el futbolista colombiano James Rodríguez cuando, tras sus hazañas en el mundial de Brasil, enmendaba la plana a todos los que se le acercaban pronunciando su nombre en inglés: "No, Yeims no, James, como se escribe, J+A+M+E+S".

Aunque la pica en Flandes la puso Unamuno, don Miguel, allá por mil novecientos y poco con su famosa disertación sobre Saquespeare, así como suena, en la cual, tras percatarse de los comentarios y risitas que el público dedicó a su castellanización del nombre del dramaturgo decidió, chulo él, continuar el resto del discurso en un perfecto inglés, para pasmo y desconcierto de los presuntuosos asistentes.

La historia está para aprender de ella. Los romanos se empeñaron en asimilar a los bárbaros del norte, los bárbaros parecía que se dejaban pero acabaron barbarizando el imperio. Ese es el camino, ahora les devolveremos la moneda. Con lo bonito y familiar que suena el francés, el italiano, incluso el alemán, tan organizado, tan matemático.

Hace años nos vendieron la moto de que el turismo, nuestra primera fuente de ingresos, necesitaba del inglés para prosperar. Este esteriotipo también se está viniendo abajo, la prueba está en la Costa del Sol, el paradigma de todos los turismos, pues bien, en nuestra querida costa malagueña lo que se habla es ruso. Y los rusos se molestan en aprender español, pero de ninguna manera, por razones obvias, van a molestarse en aprender el idioma de la casa blanca.

Las modas y los tiempos nos obligan a expresarnos en un idioma que nos resulta ajeno por cultura y difícil por su falta de precisión, pues bien lo hablaremos, pero lo hablaremos a nuestra manera, como se escribe, o lo escribiremos como lo pronunciamos, lo que resulte más fácil.

 

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