Son muchas las personas que empiezan a estudiar inglés después de los cincuenta y con distintas motivaciones, pero casi todas coinciden en las dificultades que supone aprender idiomas después de esa edad, bien sea inglés u otro idioma.
Cuando te ves obligado a estudiarlo para trabajar, el esfuerzo es muy grande y la disciplina se hace necesaria para poder obtener resultados rápidos, pero si por el contrario el objetivo es aprender para manejarte por el mundo, en viajes, por ejemplo, aquí todo cambia. Los resultados positivos no son tan a corto plazo, el aprendizaje no es tan significativo y aunque se tengan buenas intenciones, no se logran los mismos resultados.
Los medios o caminos de aprendizaje son muy diversos y nos invaden excelentes campañas de publicidad que nos atrapan y así todos, el que más o el que menos tiene en su casa algún método de inglés , que aparentemente es sencillo y con el que acabarás hablando en seis meses, pero nada que coincida con la realidad. Comienzas a hacer buenos propósitos en el mes de enero para poder irte de vacilones en verano y poder practicar y entenderte en algún país de habla inglesa y subes al avión y cuando la azafata te pregunta qué quieres comer te quedas con cara de idiota y diciendo para tus adentros, pero si no entiendo nada.
Es que hablar y entender inglés requiere mucho esfuerzo, mucho estudio de gramática, de vocabulario, pero sobre todo, muchas horas de conversación con diferentes personas, para no acostumbrarte a la misma y así poder lograr dominarlo.
Pero no quiero terminar sin decir que la mejor manera de obtener los objetivos es ir a un pais de habla inglesa, mezclarte con su gente, hablar, hablar y hablar y escuchar a sus ciudadanos para rectificar los errores que se cometen, pero sobre todo y más importante es que si quieres aprender tienes que perder el miedo al ridículo.