OPINIóN
Actualizado 22/07/2014
Fernando Robustillo

El voto en contra del PSOE al luxemburgués Junkers, representante del PPE, para presidir la Comisión Europea es un voto natural. ¿Quién si no algunos pocos burgueses que están sumergidos en la médula del Partido Socialista o el propio PP del señor Rajoy deben sentirse heridos por tal voto? ¿De qué se quejan? El ciudadano luxemburgués Jean Claude Junkers puede ser todo lo honorable que sus vecinos le reconozcan, pero si quiere presidir la Comisión Europea, que tanto sufrimiento ha traído a los más débiles durante la presidencia de Durao Barroso, NO PODEMOS los que creímos en las ideas del tipógrafo Pablo Iglesias, amigo de Miguel de Unamuno, aplaudir otra consigna que la de Pedro Sánchez, el recién elegido secretario general del Partido Socialista, o sea, votar "no".

Pese a las críticas ?"respetar los pactos es bueno para que a uno le tomen en serio", dijo la vicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría sobre el caso, pero no se le alcanzó advertir que justamente fue eso lo que no hizo el presidente Rajoy con el programa electoral que le llevó al Gobierno? y pese a esas críticas, digo, no comienza mal el amigo Pedro y no hace falta poner palabras por encima de las suyas, pues a quienes le reprochan que se haya alineado con  partidos de izquierda no socialdemócratas, Pedro les responde "que quien no esté de acuerdo con ese 'no' a Junkers, que se venga conmigo a explicar a las bases por qué debían haber votado 'sí'". Y que se enteren que tampoco lo hicieron los socialistas suecos, franceses, daneses y los laboristas británicos. Por algo será.

Es verdad que esto del voto en contrario o la abstención no es más que un testimonio de hartura, pero qué menos se debe de hacer ante una política que "roba" a los pobres para dárselo a los ricos, que tiene desempleadas a seis millones personas, que crea empleos en precario, que permite desahucios,  impone recortes a la dependencia y mil cosas más que ningún europarlamentario las ha padecido ni las padecerá jamás. Y si por una hecatombe les faltara sustento para llevarse a la boca, aquí, en España, el país de los aforados, siempre podrán robar un chorizo.

Además, es curioso que le haya sentado tan mal a nuestro Gobierno  el "no" a Junkers por parte del Partido Socialista. Pienso que si ahora ese voto le sale bien o mal a este partido es un problema que no les tiene por qué afectar a ellos. ¿O acaso la Dirección del PP quiere presentar al PSOE como si fuera un apéndice suyo? ¿Quizá era esto lo que pretendían con tanto agasajo a Rubalcaba?

En el Parlamento Europeo debemos estar por derecho, reivindicar por derecho y alzar la voz por todos los españoles, y sobre todo por los más necesitados, esos que padecieron injustamente, y padecen, una crisis que vino de afuera y que en sus orígenes fue financiera pero la están pagando ellos, a quienes deben representarles en Europa unos políticos que no estén allí para ser unos pelotas del señor Junkers. Y ¡ojo!, que no se olvide, que con esto hay que hacerse un tatuaje, pues no hay que dejar de lado que los políticos de nuestro país son muy dados a tener escrúpulos de protocolo. Es más, pienso que España es medio país de pelotilleros.

Como ejemplo, debemos recordar aquellos agoreros que anunciaban el apocalipsis por la sentada de Zapatero al paso  de la bandera norteamericana. Y, sin embargo, ¡cuánto ardor guerrero por la foto de Aznar en Las Azores! 

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