El primer espacio natural protegido que se creó en el planeta fue Yellowstone, en Estados Unidos, allá por el año 1871. En España hubo que esperar a julio de 1918 para que fuera protegido el primero de los quince(*) Parques Nacionales que poseemos actualmente. En su momento fue bautizado como "de la Montaña de Covadonga", pasando a ser denominado posteriormente como "Picos de Europa". Al mes siguiente se promulga la protección para el Parque Nacional de "Ordesa y Monte Perdido", ¿os suena?
¿Qué condiciones ha de tener un territorio para adquirir una figura de protección? Independientemente de dicha figura, sea la que sea: Parque Nacional, Regional, Paisaje Protegido, Zona de Especial Protección para las Aves, etc., etc., todas han de tener un valor intrínseco, sea por la riqueza excepcional de su flora, fauna, geología, o cualquier otra cualidad natural, y se preserven los usos tradicionales humanos.
Unos usos tradicionales entre los que no se encuentran ni la especulación inmobiliaria, ni las actividades que destruyan dicha riqueza natural, o menoscaben los usos históricos tradicionales de dicho territorio. Es decir, no debería estar permitido: hacer fuegos para, posteriormente, recalificar los terrenos, como se hace; ni comprar madera quemada, más barata, como se hace; ni cobrar seguros por incendio, como se hace; ni expulsar a arrendados de sus parcelas, como se hace; ni quemar fuera de la temporada para tal fin destinada, como se hace? y suelen ser los defensores de "las tradiciones" los que se encargan de mantenerlas vivas, con el uso del fuego purificador.
Organismos Autónomos, como son los Parques Nacionales, que son completados por otra serie de Espacios Protegidos. En total, el 12% de la superficie terrestre nacional está legalmente protegida. Destacan los 162 Parques Naturales, de competencia autonómica, 277 Reservas, 319 Monumentos Naturales, 56 Paisajes Protegidos y otros 800 espacios con distintas figuras. Seguimos teniendo pendiente, por su absoluto abandono, la protección marítima-terrestre, a excepción de El Cachucho, frente a las costas asturianas, que es la primera área marina protegida.
Viajar es la mejor manera de abrir la mente y, sin lugar a dudas, nuestros Espacios Protegidos son de los más visitados del continente. La razón es sencilla: nuestro territorio posee tal riqueza, en todos los sentidos, que cada vez más extranjeros se sienten atraídos por la inmensa biodiversidad que poseemos. Y no sólo hablo de fauna o flora, sino de la conservación de algo que ha desaparecido más al norte de nuestras latitudes: de la forma de vida de las zonas interiores, cada vez más en auge entre los turistas foráneos. Nuestro "sol y playa", aún siendo muy rentable todavía, cada vez tiene menos adeptos, pues no hemos dejado de destrozar lo que atraía turismo, amén de maltratar a los turistas con servicios grotescos y sin la más mínima profesionalidad.
Aún estamos a tiempo de cambiar esta deriva. Se necesita una adecuada Ordenación Territorial, con técnicos a su mando, dejando de lado a los políticos y sus intereses economicistas. Sólo hace falta voluntad, aunque esa parece que, ni ha llegado, ni se la espera, ya que "los enteraos" únicamente velan por ganar dinero, con esa hipocresía típica que les caracteriza.
(*) En Salamanca y Zamora hay que luchar porque los representantes, locales, provinciales, comarcales, regionales y nacionales, intenten conseguir la figura de Parque Nacional para Arribes, un paisaje único en su género: cañón fluvial granítico, uno de los más largos de Europa; con multitud de especies endémicas, tanto de fauna como de flora; paisajes espectaculares y el mantenimiento del modo de vida tradicional: basta con darse un paseo por la comarca para comprobarlo.