Acaban de cumplirse cien años del inicio de lo que en su día se llamó la Gran Guerra, y que hoy conocemos como la Primera Guerra Mundial (GM I). Bueno será que, con la distancia de todo un siglo y la imparcialidad de nación neutral, tratemos de analizar los antecedentes, el desarrollo y las consecuencias del conflicto.
En el caso particular del enfrentamiento franco-alemán, la hostilidad fue siempre tan manifiesta que, entre 1675 y 1813, Francia invadió Alemania más de una docena de veces, casi a un promedio de una cada diez años. Los galos llevaban siglos ostentando el título de gran nación dominante en Europa y no se resignaban a perder esa influencia. La derrota de Napoleón en Waterloo no era fácil de digerir y, para colmo, aún le esperaba a Francia otro golpe a su grandeur : la primera derrota de Sedán. El intento de revancha a cargo de Napoleón III se convirtió en el tercer fracaso de la dinastía napoleónica. Esta humillación a Francia, de la que nunca se recuperó, convirtió a Alemania en la vedette del continente. Por otra parte, esta preponderancia germana acabó con el equilibrio reinante, que había sido culpable de que el conflicto no se hubiera extendido; lo que, indirectamente, obligaba a Inglaterra a cejar en su disputa con Francia si quería restablecer ese equilibrio.
La consecuencia directa del triunfo alemán en Sedán fue la creación de la Triple Alianza (Alemania, Austria-Hungría y, posteriormente, Italia). Cuando el Káiser Guillermo II forzó la situación, al pretender extender su hegemonía fuera de los límites europeos, lo primero que consiguió fue que Francia intentara fortalecer su situación aliándose con Rusia que, tras su fracaso en Asia, puso su punto de mira en los Balcanes. Este presumible desnivel de la balanza obligó a Inglaterra a inclinarse más del lado francés que del alemán. De esta forma acababa de nacer la Triple Entente (Francia, Inglaterra y Rusia).
La alineación de Alemania al lado de Austria-Hungría, por un lado, y el acercamiento de Rusia a las reclamaciones de los pueblos balcánicos ?bajo dominio austro-húngaro-, por otro, fue la chispa que prendió la mecha en el atentado de Sarajevo. Rusia estaba empeñada en que los yugoslavos se inclinaran más a San Petersburgo que a Viena. Serbia contaba ya con el compromiso ruso de no dejarla sola.
El 2 de agosto de 1914, patrullas a caballo cruzaban la frontera de Luxemburgo y el gobierno alemán solicitaba del gobierno belga el libre paso de sus tropas por Bélgica, a cambio de respetar su independencia e integridad. Al día siguiente, Alemania declaraba la guerra a Francia y a Bélgica. Ante el "atropello" alemán, Inglaterra declaró la guerra a Alemania.
Todas las potencias envueltas en el conflicto ? Japón e Italia se unieron a la Triple Entente mientras que Turquía y Bulgaria lo hicieron con la Triple Alianza- tenían fronteras comunes. Cuando los Estados Unidos declararon la guerra a Alemania en abril de 1917, el conflicto se convirtió en mundial.