OPINIóN
Actualizado 19/07/2014
José Fermín Rozas

El amianto o asbesto es una manera que ciertos minerales tienen de cristalizar en la naturaleza. Lo hacen en forma de fibras, casi indestructibles, que se pueden fragmentar en otras muy pequeñas capacitadas para pulular sin problemas por el aire, el mismo que nosotros luego respiramos. Son cancerígenas y causa de importantes y peligrosas enfermedades, pueden matar. 1

Debido a esa peligrosidad se prohibió su uso en España en 2001. Hasta entonces se utilizó durante mucho tiempo para fabricar multitud de productos, todavía presentes en nuestra vida. Uno de los más famosos es el fibrocemento, quizás mejor conocido por la marca Uralita. El problema que surge ahora es precisamente su retirada de los lugares donde se encuentra, y su eliminación, para evitar que contaminen. Uno de esos sitios en nuestra ciudad son las antiguas instalaciones de Mercasalamanca, en especial sus tejados.

Hace varias semanas grupos como el Comité Antinuclear o el PSOE, sin olvidar el amplio reportaje sobre el tema del blog salamancactiva, alertaban sobre la necesidad de retirar cuanto antes ese material (en especial el tirado por el suelo por quienes entran ilegalmente en las instalaciones) y, sobre todo, que lo hagan empresas especializadas. Se supone que en breve se resolverá la adjudicación de las obras de derribo, sólo quería recordar el tema por si sestea.

Lo que más me interesa es la necesidad que tenemos de tomarnos en serio el llamado principio de precaución, y también el de prevención. No entiendo muy bien qué hace que cualquier avance técnico se considere inocuo para nuestra salud, tenemos demasiados casos que demuestran la necesidad de tener más cuidado al "popularizar" el uso de esos avances. El DDT quizás sea una de los más famosos, y el amianto es otro quebradero de cabeza.

Hace pocos años se generó mucha controversia con la telefonía móvil, debate hoy casi silenciado, a pesar de que las evidencias no hablan precisamente de su inocuidad. Pero claro, lo importante es poder ver la tele por el smartphone, y por supuesto enviar los vitales wasap. En este caso, como en otros muchos antes que la cautela y un mayor control en su despliegue está el negocio de las empresas, pudiendo incluso expropiar nuestros tejados. No olvidemos además que cada vez hay más aparatos de estos, con más prestaciones y por tanto más consumo de energía (electricidad), a lo que sumar la demanda de materiales y energía para fabricarlos, que junto a muchos otros productos de uso masivo alargan la lógica del crecimiento económico consumista infinito que no se sostienen ni en las posibilidades de la Tierra ni en la sensatez.

No es mi intención desde luego volver a la Prehistoria como seguramente dirán algunos, es indudable que avanzar tiene riesgos. Cabe la posibilidad de que quienes empezaron a utilizar el amianto de forma masiva no preveían sus posibles riesgos para la salud (aunque parecen existir noticias sobre sus problemas desde la antigüedad), pero hoy tenemos mayor capacidad para poder prever problemas futuros. Teniendo presente los problemas para nuestra salud, y sus costes, y especialmente los ambientales que pueden ser irreversibles para la humanidad (que no para el planeta), tomarnos las cosas con cautela es una forma de progresar inteligente.

 

 

1 Quien quiera saber más y mejor puede consultar la siguiente guía: http://www.ecologistasenaccion.es/IMG/pdf/guia_amianto.pdf

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