OPINIóN
Actualizado 18/07/2014
Luis Marcos del Pozo

Cuando los instrumentos se amontonan, las notas se distorsionan.

Ahora que parece que respiramos, o lo intentamos; que tocamos juntos una sonata? de música desacompasada; que hemos reivindicado nuestros derechos o? torcidos; ahora que ya han pasado años y tiempos de borrasca, viene a mi memoria ese "proclamado fatídico 2011".

Decía un periódico de tirada nacional  al final del 2010  "No vamos a engañarnos, 2011 es quizá el año de peor pronóstico desde que nos reconocemos vivos? ". Y el 2012, 2013, etc.

Lo bueno de los pitonisos es que casi siempre la realidad, tristemente, supera su predicción; en este caso lo malo, pues sobre todo por estos lares, ciudades pequeñas donde toda llega y pasa con más calma, los años venideros nos azotaron y azotan de forma encarnizada, los bolsillos y la moral (esa que al Alcoyano siempre le sobraba).

Lo peor de esta crisis, tras años de duro entrenamiento cuerpo a cuerpo, no es ya la crisis en sí sino su forma en que ha arraigado, ahora que se acabó el Mundial, ¡la volveremos a coger con ganas!). Se hace casi imposible saber hasta dónde será preciso seguir cavando para que lleguemos a ver la luz. Porque no nos olvidemos que aunque a algunos y en algunos sitios nos alumbremos con led a otros y en otros se le apagó el candil hace ya tiempo.

Esta época de confusiones es de una sustancia bituminosa que segregan todos los rincones de nuestra realidad. Y, como aprendimos de chicos, a río revuelto ganancia de pescadores. Y si no que se lo pregunten a los lumbreras que concedieron el Mundial y los Juegos Olímpicos a Brasil dentro de una crisis globalizada y personalizada. Cada día es más raro el sonido que nos cantan desde dentro y fuera de nuestras fronteras, más confuso el desarrollo de las ciencias humanas y económicas, que cambian la benéfica administración de los recursos por la condicón de hacer mal, de arrinconar a los niños de la calle, a todos aquellos que transmiten una imagen no acorde a la fotografia que se quiere enseñar (aquí Brasil se ha doctorado). Se llega a tal nivel de surrealismo que le dan el "Balón de oro" a Messi, seguro que para corroborar que se puede conseguir desprestigiar todo.

Dentro de España la sensación de asfixia, muy presente en 2009, se ha hecho asmá en el 2014, eso sí, bien llevada, las bombonas de oxígeno no se han acabado.

De aquellos polvos de caridad dibujada en la dulzura del talante y los amarillos gestos de buena voluntad han desembocado, en estos lodos de los que nos cubrimos todos y todos nos hundimos en ellos, como arenas movedizas más lento o más rápido pero en ello estamos... este es el principio de realidad.

Como dicen, decimos o pensamos las personas mayores, y no tan mayores; algunos hemos vivido posiblemente por encima de nuestras posibilidades, realidades e incluso veleidades mundanas. Hasta hemos confundido los bienes con las hipotecas y esto es mezclar el bien y el mal.

 

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