OPINIóN
Actualizado 15/07/2014
Fernando Robustillo

 

Si nada ni nadie lo remedia, el 22 de septiembre entrarán en competencia con otros países los índices de prostitución españoles. Cuanto mayor peso tenga nuestra  balanza de carne, más ricos seremos. Una riqueza que presuntamente va a convertir en señores a los hasta ahora  proxenetas, dueños de garitos sin escrúpulos, comerciantes de trata de blancas o mamporreros de distinto pelaje. Y a cualquier precio y deshonra, esto nos llevará a maquillar nuestra economía y poder abrir una nueva vía hacia un trabajo "decente".

Quedan pendientes simples matices de logística, que será un mero trámite dada la holgada hipocresía con la que contamos. Así, en caso de redada, esas chicas no podrán argumentar que sus jefes las trajeron bajo coacción y que las obligan a pagar una deuda histórica, sino que son unas "masajistas" que ejercen el oficio por propia voluntad y de acuerdo entre las partes. Es decir,  encaje de bolillos en un país donde la prostitución no es legal, que lo hace ¡increíble! Pero todo sea por el PIB.

Ahora, disculpen, no me quiero ir del tema. Pero para apoyar nuestra tesis, vamos a comentar que unos científicos norteamericanos, después de realizar estudios con monos, a los que llegaron a enseñarles costumbres humanas y un gran número de palabras con el lenguaje de signos, los primates llegaron a bromear, mentir, especular, engañar? tal como si de algunos políticos europeos se tratara. Pero una vez finalizado el experimento, los investigadores se vieron obligados a devolver a los monos a su hábitat natural, aunque para ello se encontraran con el problema de que aquellos animales, cuasi personas, debían de ser deshumanizados para integrarlos al lugar de donde los desintegraron, dado que unos animales así serían un peligro para su especie. No me pregunten de qué forma, pero los deshumanizaron.

Y dicho esto, lo ocurrido a los monos es idéntico a lo que nos pasa a quienes aún conservamos intacta nuestra capacidad de sorpresa. Así, pienso que con muchos de nosotros deberían de poner en práctica el sistema aplicado a los monos, es decir, deshumanizarnos (desconocer el empleo de vudú, retiradas de pasaportes, explotación de niñas, etc.)  para que el PIB no nos haga exclamar como a Bono en un tema que carecía de sentido: "toi trastornao".

Siempre nos enseñaron que el PIB era el total de los productos que se comercian en el  país para buen fin, y de esos productos se realiza un compendio que determina el IPC.

Si ya el alcohol y el tabaco son un clásico que se "colaron" hace tiempo en el IPC, o sea, en la bolsa de la compra, ahora se trataría de incluir sin ningún tipo de vaselina a la Chuli, a la Yunky, a la Chochi... ¡Pero en qué país vivimos! ¡Qué oposición tenemos!

¿Qué será lo próximo? Quizá lo supermoderno esté hoy en la derecha, lo digo porque los argumentos de muchos políticos de ese ala están en la línea de que lo de "fungir" fuera de casa ya lo han incorporado a su balanza comercial todos los países europeos. ¿El Vaticano también? Y seguimos preguntándonos: ¿Debemos copiar todo lo que hacen los demás? Pues entonces no acabemos con la Justicia Universal, que ningún país de Europa ha cedido semejante derecho y ahora somos el hazmerreír de los delincuentes de alto "standing", a quienes sacamos de la cárcel y les pedimos perdón por haber corrompido a gran parte de la juventud.

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