OPINIóN
Actualizado 14/07/2014
Rubén Martín Vaquero

"Toda gran empresa tiene reservados un cierto número de puestos para ser ocupados por incompetentes." (Marshall Owen)

Muy estimados asesores.

Mi aportación para la mejora de la Enseñanza y de la Educación en este Centro público y, por qué no, para los de toda España, es sencilla y fácil de realizar. Está íntimamente relacionada con la forma de acceder a los puestos de trabajo en los institutos públicos españoles. Las oposiciones y los masters de aptitud pedagógica son métodos de selección decimonónicos, obsoletos y plenamente superados, que generan un microcosmos de reinos de taifas, individuos obstinados, remisos, díscolos y autárquicos, que campan por sus respetos en los institutos, lo que se traduce en ingobernabilidad de los centros e insatisfacción personal. Yo propongo que se implante la forma de acceso que llevan lustros empleando en las universidades españolas para la elección de su profesorado. Se puede verificar virtualmente lo bien que les va y lo contentos que están los docentes universitarios. Luego, si el modelo funciona y lo tenemos cerca, vamos a aprovecharlo.

La ejecución de este sistema es simple, piramidal y de fácil corrección. La administración nombrará a los directores de los centros y, si es preciso, los destituirá. Los directores designarán a los jefes de departamento y, si es preciso, los destituirá. Y cada jefe de departamento, con el visto bueno del director o a propuesta de éste, elegirá los becarios de su seminario o departamento según su importantísimo y cualificado criterio. En cualquier caso, licenciados y doctores en las disciplinas que deberán estar dispuestos a impartir (en lengua inglesa, por supuesto, que es lo que demanda la sociedad), hacer trabajos de campo para que los firme el director, o el jefe de su departamento, o los becarios que le precedieron y, por supuesto, a realizar con entusiasmo y un derroche de alegría aquellos trabajos que decidan el director del centro y/o los jefes de los departamentos. Si con el paso de los años demuestran una total obediencia, espíritu de sacrificio, resignación y buena disposición a aceptar cualquier destino y horario, el centro sacará una plaza fija para él?, cuando le corresponda por el riguroso turno que decidirán el director y/o el jefe de su departamento. 

De la bondad de este sistema habla que garantiza la paz social, es económico y refuerza los vínculos familiares, pilares básicos de nuestra sociedad.

Quietud social, porque no tenemos más que ver la ausencia de altercados en el mundo universitario, que hasta los alumnos se contagian de ese universo dócil, por lo que no hay ni disidencias, ni huelgas, ni protestas en las universidades españolas.

Económico, porque el contrato en prácticas a los becarios, renovable cada trimestre, será en precario. De esta forma se podrá expulsar a aquellos pseudo profesionales que no encajen en el organigrama del centro o del departamento.

Y de la inseguridad en el puesto docente, así como de sus simbólicos emolumentos, se deriva una implicación y dependencia económica del becario o ayudante de sus correspondientes familias, lo que les impedirá independizarse del núcleo familiar y seguirán viviendo bajo el mismo techo que sus progenitores.

¿Acaso no son todo ventajas? 

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