El popular comerciante ambulante afirma que "los mejores grupos son los de jubilados, aunque la gente compra menos porque tiene cámara propia"
Cuando paseamos por las calles de Salamanca podemos observar la cantidad de músicos, malabarista o vendedores que nos amenizan el camino. Rafael Lozano es una de esas personas que no pasan desapercibidas. Situado enfrente de la fachada de la Universidad, Rafael vende postales y llaveros de la famosa rana salamantina. Además, explica a los turistas más curiosos la historia de los símbolos de la fachada.
Él y su mujer, Amparo Motos, se dedican desde hace muchos años a la venta de postales, las cuales compran al por mayor desde hace 38 años en la librería Cervantes. De momento consigue mantener el negocio en pie a pesar "de haber notado la crisis". Afirma que la venta de postales ha disminuido ya que las personas disponen de su cámara propia digital. Ha sobrevivido muchos años al duro clima de la ciudad y ha confesado "que necesita un respiro".
El célebre vendedor salmantino destaca el ambiente juvenil de la ciudad y asegura que tiene un conjunto histórico como pocas capitales de España. Por último, hace mención a las palabras que citó Cervantes: "Salamanca enhechiza la voluntad de volver a ella a todos los que de la apacibilidad de su vivienda han gustado". En tantos años que lleva dedicándose a ello agradece el turismo nacional y deposita su confianza en las excursiones programadas que realiza la tercera edad: "los extranjeros compran pero los jubilados compran más"