Un futuro único
"Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros". ¡Nada más y nada menos! Así reza el primer artículo de la Declaración Universal de Derechos Humanos, proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948. Todo está dicho. Sólo con que este artículo se cumpliera las cosas serían muy distintas.
¿Es usted un ser humano? Pues entonces esto le afecta. ¿Está usted dotado de razón y conciencia? Pues también habla de usted, y de los palestinos y los indígenas de toda América Latina y de los africanos y africanas que se ven obligados a jugarse la vida para sobrevivir. Porque usted y yo y todos los que nos consideramos seres humanos nacemos libres e iguales en dignidad y derechos, pero cuidado, se incluye un deber: comportarse fraternalmente los unos con los otros. ¿Qué usted quiere que se respeten sus derechos? Pues entonces tiene el deber de comportarse fraternalmente con los demás.
¿Quieren otra prueba? Son palabras de J.J. Rousseau en su obra 'El Contrato Social', una de las muchas obras de influencia decisiva en nuestro actual orden social :"El pacto social establece entre los ciudadanos tal igualdad que todos ellos se comprometen bajo las mismas condiciones, y todos ellos deben gozar de los mismos derechos". De nuevo derechos y deberes en una misma frase. Y es que ningún derecho es posible sin que algún deber le acompañe, son las dos caras de una misma moneda.
Si ustedes se toman la molestia de buscar en Google, encontraran un gran número de entradas a la búsqueda: derechos y deberes de los ciudadanos, pero si se detienen un momento y consultan algunas, verán que casi exclusivamente se habla de derechos ¿Y los deberes? Pues eso, se quedan en la parte trasera de la moneda en la que no nos gusta ver y así nos va. En realidad se trata de algo sencillo, pero que nos empeñamos en complicar. En palabras del recientemente fallecido Nelson Mandela: Sabemos qué hay que hacer, lo que falta es voluntad de hacerlo. Y en esa es una voluntad colectiva en la que todos tenemos nuestra cuota de responsabilidad con un futuro, un sólo futuro único para todos.