Esto de los avales es una lata. Si no los tienes porque no los tienes, y si no, porque no sabes de dónde vienen. El aparato debe estar confabulado para inclinarse hacia un candidato u otro como un columpio infantil. A mí la cosa me recuerda mucho a la aparición de Zapatero cual ente mistérico al que nadie conocía y que nos resultó un soplo de aire fresco? y un cúmulo de buenas intenciones poco prácticas. Ya ven, lo mío es la memoria histórica, que no histérica. Pero mientras la cosa se resitúa, y no sé dónde colocan a Chacón, uno se pregunta si toda esta vaina va de cambio generacional o de ganas de liberarse de los varones, aquellos señores dominantes de las autonosuyas que daban su opinión en los congresos regionales y se volvían a sus madrigueras contentos y felices. No sé hasta qué punto la militancia no es una masa de esas que desechamos a la hora de cocer el pastel, pero claro, a mí siempre me ha tirado la calle. Para la alta política ya están los hombres altos de los avales, que hasta por tener, tienen rostro para cartel? buena cabeza de feria y hasta cuadrilla de acompañamiento. Lo que ya no sé es si tienen programa o se trata todo de una operación de maquillaje que nos sitúa más cerca de Iglesias que de Cayo Lara, ese que también tiene jovencitos en el partido que le recuerdan que es mortal. Mortal de necesidad esta política nuestra de cada día que parece repetirse. Por qué será que a uno le resulta todo ya manido y resabido? debe ser que está uno con mucha gana de vacaciones. O que verdaderamente son los mismos perros? pero con distintos avales.