El presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy, tuvo que cruzar el charco para señalar que "una de las prioridades" en nuestro país es la "regeneración democrática" y la consolidación de la recuperación económica como si no hubiera tenido tiempo de hacerlo en otro momento, máximo cuando se desplazó al continente iberoamericano para asistir la investidura del nuevo presidente de Panamá, Juan Carlos Varela.
Ahora quiere reformar la ley electoral "para que la gente pueda elegir directamente a los alcaldes" porque se ha dado cuenta de que "no puede ser que las coaliciones entre partidos impidan que sean alcaldes quienes han sido designados por los ciudadanos".
Pues muy bien, aunque algunos en su partido ya se han echado a temblar conscientes de que necesitan el paraguas de esa formación política para tener a buen recaudo sus posaderas. Pero, la incógnita está en a qué se debe esta premura en pro de la "regeneración democrática", máxime cuando, seguramente, será muy precipitado ?ya dice el refrán que las cosas de palacio van despacio- al estar las elecciones municipales casi a la vuelta de la esquina.
De hecho, el portavoz de la Junta de Castilla y León, José Antonio de Santiago-Juárez, ya ha advertido de que los cambios que se plantean, que afectan a la ley electoral, deben partir de un "trabajo sereno, tranquilo y prudente", y contar con "un consenso importante" ya que "igual que la Constitución" no puede ser modificada cada cuatro años.
De una manera o de otra, algo hay que hacer si de lo que se trata es de recuperar la confianza de la ciudadanía en las instituciones públicas. Ya está bien de interpretaciones de la realidad que nada tienen que ver con el crudo discurrir de la vida cotidiana, aunque los datos macroeconómicos así lo reflejen.