OPINIóN
Actualizado 05/07/2014
Fructuoso Mangas

Mi nombre tiene un alto nivel de resonancia en cualquier idioma, Frieden Mír Paqe Freds Rauhan Paix Vrede Beké Berdamai Peace Pace Paz Pau Baké Spokoj Dohiyi Heping hanti Udo Shalom Hau Hasiti Mire Salam Laven Pax Hacana Hmetho Eiréne.

Son 30 ejemplos pero podrían ser cerca de dos mil. Y en todos, de esto precisamente quiero hablarte hoy, en todos sobrellevo heridas a medio cerrar cuando menos, abiertas muchas todavía y reabiertas una y otra vez, en carne viva, no pocas cada mañana. Y así, tan malherida, sobrevivo.

Me han hecho pruebas y tratamientos desde siempre y desde todos los supuestos y especialidades, pero no mejora mi estado de salud. Y, la verdad, me siento desconcertada porque todo el mundo, desde los niños hasta los más altos dirigentes me declaran un amor apasionado, lo aclaman las multitudes, lo proclaman los predicadores, lo reclaman los que sufren mi ausencia, lo declaman los horteras, que en esto también los hay?

Pero sigo indefensa, desatendida y maltratada.

Miren cada casa y cada calle, que también ahí, a tan corta distancia, soy apuñalada. Pueden comprobarlo abriendo el mapa, marquen con rojo de violencia y negro de muerte los espacios de la tierra en los que soy maltratada y mutilada. Y con enorme variedad de ingenios para acabar conmigo, el desplante de los que oprimen y desprecian, la torpe prepotencia de los que venden, compran y disparan las armas, la habilidad de la injusticia social que parece que no pero que me vilipendia con total impunidad, la vieja locura de los que me venden por ideas y por poder, por ambición o por petróleo o por lo que le salga de su brutalidad bien alimentada.

No sé cómo sigo en pie. Cualquier día sucede lo peor.

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