OPINIóN
Actualizado 05/07/2014
José Fermín Rozas

No sé si la denominación Glorieta de Vettones y Vacceos resulta conocida y se sabe dónde está. Por dar pistas, es un gran cruce de carreteras en la margen izquierda, de dimensiones desmedidas e innecesarias, suavizado hace unos años tras una remodelación. También se conoció popularmente como el Triángulo, por la forma de su diseño, para el que se llegó a prometer una gran escultura de hormigón de Ángel Mateos, a modo de bienvenida como puerta de entrada a la ciudad, de la cual nunca más se supo (en realidad nunca he entendido muy bien el desprecio de esta ciudad hacia este escultor de la tierra). Se quedó en una gigantesca fuente-geiser, que al final se llevó el viento dejando un chorro enano. No tengo claro si durante algún tiempo se llamó Glorieta de Béjar. Por si no acaso, es el cruce de las carreteras N-501, N-620 y N-630 entre los Barrios del Arrabal y El Tormes-La Vega.

Con el maquillaje que se le realizó a este, insisto, desmedido cruce de carreteras antipeatones, del lado del Arrabal se colocó un paseo con plátanos de sombra. El plátano es un árbol muy utilizado en la ciudad, es de suponer por su fácil adaptación a los espacios urbanos, rápido crecimiento y el gran porte que puede alcanzar, y seguramente por su precio (su profusión me hace pensar que debe ser muy atractivo). En el caso que nos ocupa están en un lugar ideal para dejar que su gran porte se desarrolle, alejados de las casas (se recomienda al menos entre 6 y 10 metros según la guía que se maneje, que se cumplen sobradamente), y convertir a este espacio lateral del cruce en un oasis de sombra, porque aquí el sol pega bien. Pues parece que los expertos municipales en la materia no tiene la misma opinión, y han decido hace unos días dejar sus copas convertidos en unos lamentables dados que, lógicamente, han reducido su capacidad de dar sombra (antes solo les permitían crecer a lo alto).

Si uno sube desde este punto hasta El Zurguén, podrá observar un fenómeno sorprendente vinculado al árbol que comentamos. En realidad está muy extendido por la ciudad (aún recuerdo las protestas de hace unos cuantos años en la calle Borneo, por ejemplo). El plátano se coloca en la calle peatonal del barrio a 2 metros de las fachadas, con los consiguientes problemas de ramas muy cerca de las ventanas. Esto, nuestros expertos forestales urbanos, lo resuelven podando concienzudamente los árboles y encaminándolos hacia el cielo, consiguiendo que con no más de 20 años superen ya los edificios de cuatro plantas (más bajo). No sé cuánto tardaran las raíces en dar problemas, aunque si tenemos en cuenta las teorías municipales expresadas cuando el arboricidio de la Plaza de la Fuente, se aproximan al final de su vida útil. En la documentación que he manejado sobre este árbol (uno de ellos del Ayuntamiento de Barcelona) llegan a hablar de hasta 300 años de vida, aquí en Salamanca ("Quod natura non datSalmantica non præstat") ya sabemos que la "vida útil" de los árboles es de 20 años (cuando las palman por decisión municipal).

La verdad que el tema del arbolado urbano da para mucho, y casi nunca se toca salvo para hablar de problemas, pero sigo sin comprender la incongruencia de las políticas municipales sobre el tema. Y sobre todo el uso inadecuado de las especies, y la facilidad con la que se elimina arbolado maduro. Y las podas asesinas. Quizás sea que piensen que es mobiliario urbano, y desconozcan las ventajas que nos aporta contar con mucho arbolado maduro. Esto lo dejaremos para otra vez.

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