OPINIóN
Actualizado 30/06/2014
Jesús Garrote

Después de varias semanas de preparación tenemos las medicinas, las herramientas, la ropa, los juguetes, el material escolar y el menaje de cocina. También tenemos los permisos de la embajada y las listas de chicos y voluntarios que siguen variando por diversas eventualidades.

Nos vamos el martes con nuestros chicos infractores  y de protección, etiquetas que pone la ley, a un proyecto de codesarrollo donde todos nos enriquecemos. Nos despide el señor alcalde desde la plaza mayor, nuestros chicos salen en versión héroes aunque les cuesta creérselo, están más acostumbrados a que hablen mal de ellos. Cuando no te han querido bien es difícil creer en uno mismo, pero la realidad debe imponerse.

Vamos a cruzar Marruecos con cuatro furgonetas de nueve plazas, vamos a rehabilitar una cuarta escuela en la provincia de Sidi Ifni y alguna casa de las familias más pobres. Nuestra firma será hacer una pista para futbito y baloncesto, un parque infantil, un aula taller, un dispensario médico, y la escuela abierta por las tardes para la formación profesional y la alfabetización sobretodo de mujeres.

Hemos conseguido dos mil quinientos euros del ayuntamiento, pero todavía nada de cooperación al desarrollo porque nos acusan de acción directa. Nos dicen que tienen que trabajar los de allí, que lo hacen, pero nosotros también trabajamos y vamos a seguir haciéndolo. No vamos a hoteles y no nos quedamos tomando el té, hacemos todo el esfuerzo posible haciendo cemento, curando heridas, cocinando, o como sea. Nuestra revolución está en el ejemplo con nuestros chicos y con los de allí, promovemos el aprendizaje por ósmosis y la motivación de la entrega.

Ha sido el año de los ocho miles y este es nuestro Everest o nuestro Kilimanjaro. Sólo falta vivirlo otra vez y experimentar si nos hace mejores. Lo vivimos desde la más absoluta humildad y con muchos miedos, estamos inmersos en un mundo de injusticias a las que nos rebelamos y de las que queremos salir buscando aportar nuestro granito de arena entre poblaciones más puras humanamente, más sanas emocionalmente, consideramos el mayor tesoro que podemos ofrecer para la recuperación de la ternura de nuestros chicos.

Chapurrearemos el árabe y el bereber, nos encontraremos con nosotros mismos en situaciones de incomodidad e incertidumbre, esperamos encontrar nuestra mejor versión para regresar renovados y más comprometidos con aquellos que más lo necesitan. Pero sobre todo aspiramos a volver mejores para nuestras propias familias para saber querer mejor a los nuestros. Los próximos lunes escribiremos desde Ib Baka en la provincia de Sidi Ifni.  

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