Es imposible no sobrecogerse ante el testimonio conmovedor de tantos enfermos ludópatas en rehabilitación, que después de haber puesto en peligro vidas, sentimientos, dineros, trabajos, casas, proyectos de vida? llamaron a la puerta de Asaljar (Asociación Salmantina de jugadores de azar rehabilitados) le echan arrestos y ganas y apoyados unos en los otros y en unas elementales y -llenas de sentido común- normas, semana tras semana inician un camino de vuelta hacia el ser, la libertad, la felicidad. Atrás van soltando el lastre de un sufrimiento indescriptible, inimaginable e incalculable.
Es imposible no solidarizarse con tantas y tantas esposas, maridos, hijos, hermanos? que ellos llaman "familiares de apoyo", que han tenido que demostrar que eso del amor maternal, esponsal, filial, fraternal? no es sólo un sustantivo decorativo en la biografía de las personas, sino un verdadero y potente arma capaz de acompañar, de retar, de desafiar, de llorar? junto a la persona querida y de esta manera ayudarla a reencontrarse con el norte y el sentido de la vida.
Es imposible no valorar esta asociación y no quitarse el sombrero ante los socios, profesionales, promotores que están llevando a cabo esta maravillosa obra de recuperación de tantas y tantas vidas destrozadas por el juego.
Es imposible no disgustarse con esta sociedad materialista, capitalista, consumista? que pone el dinero como bien supremo y los caminos para conseguirlo cuanto más fácil y más azaroso mejor. Esta sociedad que nos bombardea por todos los lados con loterías, quinielas, rifas, sorteos, juegos, timbas? unas veces benéficos, las más de las veces con intereses lucrativos de empresas multinacionales que a través de internet, de la Tv, de la radio y de otros medios accesibles nos invaden y nos hacen propensos a picar y a desarrollar mecanismos patológicos ante el dinero y el azar para conseguirlo.
Es imposible acudir a una o a varias sesiones de terapia de esta asociación y no descubrir que en la base de todas las personas se encuentran zonas oscuras, debilidades que nos hacen sufrir, trampas que nos despersonalizan; pero a la vez, dentro de nosotros mismos y sobre todo con la ayuda de las demás personas, encontramos también muchas fortalezas que nos pueden levantar y dignificar. Quizá no todos seamos ludópatas, pero a todos nos viene bien revisar nuestra relación con la verdad, con el dinero, con la honestidad? Asaljar es una escuela de vida que no sólo dignifica a los enfermos, sino a toda persona que tiene la suerte de compartir su dinámica.
Es imposible no estar infinitamente agradecido por lo vivido durante este curso en la cátedra de Asaljar, en donde catedráticos de la vida, doctores en superación, másteres en sinceridad, licenciados en la verdad, expertos en la autoayuda, maestros en la acogida? me han enseñado que yo también tengo zonas oscuras en mi propia vida y que necesito la ayuda de las otras personas para ser más libre, más pleno y más feliz.
Para saber más: www.asaljar.org.