OPINIóN
Actualizado 24/06/2014
José Javier Muñoz

    Al término de la última Eurocopa elogié en una tertulia de la televisión local a Vicente del Bosque porque le consideraba particularmente modesto y tranquilo. Retiro aquellos elogios. Me ha decepcionado. Ganar por tres goles a cero a la selección de Australia, situada en el puesto 62 del ranking FIFA, no merma la vergüenza de haber sido derrotados en los dos primeros partidos por Holanda y Chile, países situados por debajo de los diez primeros en la clasificación internacional.

    El equipo que nos ha representado en Brasil no era ni de lejos el mejor posible. Y lo va a pagar descendiendo en el escalafón del crédito mundial al menos media docena de posiciones. Uno de los errores que más ha contribuido al fracaso ha sido contar con Diego Costa. Parece que a del Bosque le iba la vida en ello. Que yo sepa, la selección española había ganado sin él dos eurocopas y un mundial. La obsesión por llevarlo suena a compromiso extradeportivo. Cuando los instintos, sentimientos y valores se politizan, se pudren; y cuando se mercantilizan, se corrompen.

  Un detalle que apenas ha sido comentado: por primera vez en la historia de la selección española no ha participado en una competición oficial ningún jugador del Athletic de Bilbao ni de la Real Sociedad. El dato no me molesta sólo por afinidad personal sino porque estos dos equipos han hecho unas magníficas temporadas, clasificándose para la Copa de Europa el Athletic en la Liga recién finalizada y la Real en la anterior. Por otra parte, ¿no resulta chocante que no haya nadie del club bilbaíno, único de la Liga con todos sus jugadores españoles y cuarto clasificado, y en cambio haya siete del Barça, que ha hecho un penoso final de temporada pese a que sus dos principales astros son extranjeros?   

   Las reacciones del seleccionador ante el fracaso han sido impropias de alguien a quien se supone humilde y caballeroso. "Algo habremos hecho mal...". ¿Qué ha hecho bien? "Si soy un estorbo lo dejaré...". Sería absurdo que continuase. Ni la bonhomía ni el currículum acumulado pueden ser eximentes de la responsabilidad de sus últimos actos. Al igual que a los jugadores, lo bueno se le reconoció en su momento y se le retribuyó con creces; lo lógico es exigirle responsabilidades ante lo malo.

No deseo hacer leña del árbol caído, un árbol antes frondoso que ha quedado reducido a un tronco rodeado de otros troncos. Esas críticas, repito, no son oportunistas. Las hice mucho antes. Cuando Del Bosque anunció su lista de convocados, el 19 de mayo, envié estos ripios a uno de los foros del Diario AS, del que he cambiado sólo dos palabras:

El rap de la roja

1. Más de uno piensa ¿pa' qué me mato

si resulta que llevas a los más patos?

Con esta selección, señor marqués,

nos dan un revolcón. ¿O no lo ves?

Estribillo: ¡Cua, cua... patos a casa!

2. Columna vertebral, el Barcelona:

esto pinta muy mal, mordemos lona.

Eliges marrulleros y teatreros

dejando el marcador tirando a cero.

Se arrastran por los campos, campos de minas,

creyendo a lo mejor que son piscinas.

Estribillo: ¡Cua, cua... patos a casa!

3. Te gusta un falso nueve que no se mueve

y también nueve falsos porque son mansos.

Renueva la plantilla, llamada roja,

o nos dan la puntilla, porque no moja.

Estribillo: ¡Cua, cua... patos a casa!

 

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