OPINIóN
Actualizado 21/06/2014
Matilde Garzón

Es difícil establecer un diagnóstico claro de la situación económica, cultural, psicosocial de nuestra sociedad y de la aldea global de que formamos parte. ¡Se califica de tantas maneras!: de bienestar. de consumo, decrecimiento, depresión,  anomía, emprendimiento, de esclavitud, de? cansancio. La libertad es el valor más esencial que los seres humanos poseemos, en lucha permanente con las diferentes formas de esclavitud manifiesta o solapada a que se ve sometida por otros seres o cosas que deberían contribuir a su progreso humano. Cuando hay represión, dictadura, explotación o esclavitud suele provocarse una lucha liberadora, tantas veces rociada de sangre. El AMOR es la fuerza que equilibra la relación de las personas entre sí y con los demás seres.

La Iglesia habían predicado insistentemente la necesidad de "liberación del mundo" como lugar de pecado que esclavizaba a las personas. Se generó así una masiva "fuga mundi" que el Concilio Vaticano II transformó, incitando a los laicos al "testimonio", al "compromiso" con el mundo, a estar en sus estructuras, para liberarlas desde dentro. Teólogos alemanes confirmaban que la condición del ser humano era estar en el mundo, en la vida, "Sitz im Leben", lo que había formulado tiempo atrás Aristóteles al definir al ser humano como "zoon politikon". Jesús había orado al Padre que "no sacara a sus discípulos del mundo", porque "el mundo"  es obra de Dios  y porque "no daña lo que viene de fuera, sino lo que sale de nosotros": malos pensamientos, deseos, envidias, maledicencias.

Hace más de cuarenta años, el filósofo Carlos Castilla del Pino desvelaba la gran alienación de los trabajadores, por su sobre explotación en el trabajo, y de la mujer, por la explotación de los hombres que las reducía a la condición de objeto, de trabajo en el hogar, de objeto erótico en todo. La permanencia en situación de esclavitud, casi siempre cosifica a la persona, que acaba identificándose con su roll. El movimiento obrero en general y la incorporación de la mujer al trabajo fueron factores decisivos para el proceso liberador. Había un impulso de lucha colectiva porque los hombres lúcidos también cayeron en la cuenta de su propia esclavitud.

La mayoría de los ciudadanos hemos caído en la esclavitud del TENER frente al SER. Se nos predica que "tomemos conciencia" de ello e intentemos "liberarnos", aunque ahora parece que para salir de la crisis hay que consumir y consiguientemente producir.

Nos amenaza hoy una nueva esclavización. Lo que antes alienaba estaba fuera, tenía rostro y forma. Se tomaba conciencia analizando la realidad, sus recovecos alienadores y se luchaba colectivamente por la liberación. Ahora la competitividad, la productividad, la positividad nos meten en una espiral de rendimiento, de éxito narcisista. La ruta es: trabajo>rendimiento>cansancio>agotamiento>depresión>suicidio.

¿Nos encontramos en "La sociedad del CANSANCIO", como afirman algunos filósofos?

En los últimos meses se han publicado en España dos libros de Byung-Chul Han, pensador coreano afincado en Berlín: La sociedad del cansancio y La sociedad de la transparencia.  En ellos analiza los males del presente: "El hombre contemporáneo ya no sufre de ataques virales procedentes del exterior; se corroe a sí mismo entregado a la búsqueda del éxito en un recorrido narcisista hacia la nada que lo agota y lo aboca a la depresión. Es la consecuencia insana de rechazar la existencia del otro, de no asumir que el otro es la raíz de todas nuestras esperanzas". La soledad, la falta de relación, la incapacidad para percibir al otro, son la principal causa de la depresión?Hemos asistido en épocas recientes de social- democracia al rechazo de la competitividad, sobre todo en materia de educación pero paradójicamente las nuevas leyes la consideran necesaria  en los programas educativos para alcanzar la "excelencia"   (el éxito, de nuevo). El exceso de competitividad en el trabajo, en el marco   del rendimiento para el éxito  ha ido despersonalizando al otro, situándolo como competidor, como enemigo y finalmente  ignorándolo como inexistente.

El esclavo de hoy es el que ha optado por el sometimiento a esa dinámica deshumanizadora. Cae en la falacia de "sentirse libre y se explota a sí mismo hasta el colapso" ; "la violencia, inmanente al sistema neoliberal, no destruye desde fuera, hace la represión desde dentro, interiorizando el mal y provocando depresión o cáncer.. ; "la persona no es libre para decidir si quiere o no dejar de estar deprimido. El sistema neoliberal obliga al hombre a actuar como si fuera un empresario, un competidor del otro, al que solo le une la relación de competencia". Opta por el sometimiento a cambio de un modo de vida banal, cediendo su soberanía y su libertad. No es alienación, en el sentido tradicional marxista pues ya no hay explotación ajena - trabajo significa realización personal u optimización personal. Por lo tanto, no llega la alienación, sino el agotamiento. El hombre se ha convertido en "verdugo y víctima de sí mismo", lanzado al terrible horizonte del fracaso. Frente al enemigo exterior se pueden buscar anticuerpos, pero no cabe el uso de anticuerpos contra nosotros mismos.

No solo Grecia, también España, se encuentran en un estado de shock tras la crisis financiera que el régimen neoliberal instrumentaliza. Y ahí "viene el diablo, que se llama liberalismo o Fondo Monetario Internacional, y da dinero o crédito a cambio de almas humanas. Mientras uno se encuentra aún en estado de shock, se produce una neo liberalización más dura de la sociedad caracterizada por la flexibilización laboral, la competencia descarnada, la desregularización, los despidos". Todo queda sometido al criterio de una supuesta eficiencia, al rendimiento. El libro de Han avisa del peligro que está por llegar a España, donde todavía, por la escasez de trabajo no nos come el perfeccionismo y, por tanto, el exceso suicida de esa absurda "positividad", del "sí se puede" a todo.

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