OPINIóN
Actualizado 21/06/2014
José Antonio Mirón

Actualmente y, según el informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), España es el país desarrollado en el más ha crecido la desigualdad durante la crisis. Es decir, los ricos se han hecho más ricos y los grupos desfavorecidos y vulnerables más pobres. Luego no nos puede extrañar que oportunistas, asamblearios y nacionalistas hayan recogido tantos votos, que no apoyos, en las últimas elecciones europeas. Éstos han recogido el voto de los que observan el sobrecrecimiento de las injusticias ante la excusa de los recortes, de los que sienten impotencia ante la alta prevalencia de incompetentes que se mantienen entre unas y otras Administraciones cuando están desde hace años amortizados social y políticamente. También, han recogido el voto de la frustración y de la insolidaridad de una clase dirigente que carga impositiva y fiscalmente sobre los que más aportan a la sostenibilidad y al equilibrio del Sistema, la tranquila y silenciosa clase media.
Y lo que cabe preguntarse ante esta situación es, ¿para qué han valido los esfuerzos del copago, es decir, la colaboración en la sostenibilidad del Sistema Sanitario?.
No será que la efectividad y eficiencia debe buscarse en la profesionalización de la gestión sanitaria.
No será que estamos errando en las prioridades en relación con la reducción del gasto y, antes que ahorrar en Sanidad, Educación y en Servicios Sociales como Discapacidad y Dependencia, que son signos inequívocos de Compromiso Social, hay que ahorrar eliminar los pesebres laborales y electorales.
No será que los políticos tienen que ser primero profesionales y tener crédito social antes que ciudadanos de profesión político.
No será que nos estamos olvidando de cuál es la finalidad de estar y formar parte activa de una Sociedad, como es la reducción de desigualdad, la mejora de las condiciones de Vida de los ciudadanos y la búsqueda de la equidad y la igualdad de oportunidades basada en el mérito y el esfuerzo.
No será que las desigualdades se han acentuado en esta crisis socioeconómica, por la falta de valores y por la priorización de lo accesorio frente a lo fundamental.
No será que no se ha tenido el valor de podar una Administración excesiva o el mantener unos servicios públicos carísimos, en base a lo que aportan, y en ocasiones obsoletos como la TV pública en la que todas las tardes hay un programa basado en la caridad más que en la Solidaridad.
No será que siguen existiendo numerosas estrategias de entretenimiento e hipnotizadoras que van en contra de un estilo de vida activo y saludable tanto físico, como mental tan necesario vital para nuestra Sociedad.
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Cuando se avanza en términos de Justicia Social y Equidad, la Sociedad también avanza en innovación, modernidad y en sostenibilidad. Y cuando esto se alcanza, existen razones para estar satisfechos como personas y como profesionales por lo que se aporta y, según cada situación personal y familiar y las circunstancias y el azar, por lo que se recibe a cambio. Esto también se refleja en el ámbito de la Salud y la Calidad de Vida al mejorar los niveles de Salud de los distintos grupos poblacionales y esto es lo que venía ocurriendo durante más de tres décadas.

No obstante hay que seguir apostando por el futuro y dejarnos de oportunismos y de oportunistas, ambos tienen poco recorrido y, muchos de ellos, como los nacionalistas, forman parte del problema y del Sistema o del Antisistema, dado que ni son solidarios ni tienen el necesario Compromiso Social por la libertad, la igualdad y la equidad. Es decir, no son saludables y, por tanto, no recomendables para mejorar la Salud de los Pueblos.

JAMCA

 

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