En la actual situación española, en la que los enemigos de la unidad nacional están aprovechándose de todas las circunstancias para llevar el agua a su molino, no es el momento de plantear un tema tan grave y trascendental, como la elección entre monarquía o república; motivo de nuevo enfrentamiento entre españoles. Hoy es momento de pensar en España y cuarenta y siete millones de españoles que debemos salir juntos de esta situación a la que nos han llevado las incapacidades de unos y los egoísmos de otros.
Es normal y lógico que ante una situación de crisis se piense en la necesidad del cambio; es más, es necesario un importante cambio, pero hay que medir muy bien que es lo que queremos cambiar, no siendo que quienes nos están llevando al borde del abismo lo acaben consiguiendo y cuando queramos rectificar ya sea tarde e imposible.
Consecuentemente en estos momentos no sirve el plantearse el ser monárquico o republicano; sólo sirve el olvidarse del partidismo y mirar lo que ahora conviene para la convivencia de los españoles.
La historia vivida por nosotros y por nuestros padres debiera se servirnos de referencia para no volver a cometer los mismos errores. Hoy los medios de comunicación son infinitamente superiores a lo que eran hace unas décadas y a través de las redes sociales se transmiten todo tipo de mensajes, con frecuencia, con un partidismo feroz y olvidándose del pasado como si no hubiese existido.
España, sin duda, necesita cambios para hacer una democracia más justa e igualitaria pero esos cambios se han de hacer a través de las urnas y con la participación de todos los españoles y no por la presión que puedan ejercer, en determinados momentos, minorías interesadas por su partidismo extremista o por el separatismo; estos, ahora, resultan aliados circunstanciales, aunque, cambiadas las circunstancias, acabarían a tiros como ya lo hicieron en el pasado. Que esa historia nos sirva para no repetirla.